A comienzos de mayo, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman), presentó un modelo del comportamiento del pico de la pandemia entre junio y septiembre de 2020, según el cual, entre junio y septiembre se registrarían entre 1.000 y 4.000 casos positivos diarios.
Su contenido generó diversas reacciones de apoyo, rechazo y dudas, tanto en sectores propios como ajenos al tema, no sólo por las controversiales proyecciones, también por motivaciones ‘extra académicas’ que algunos actores políticos acusaron que tenía.
Por ejemplo, asegurar que existe un subregistro, es decir, cifras diferentes a las presentadas por las autoridades, y no mencionar las cifras de pruebas rápidas aplicadas en Venezuela, le valieron algunas críticas.
Obviamente, el gobierno fue el primero en hacerlo. El presidente de la ANC, Diosdado Cabello, acusó a la academia de causar alarma. “Esto es una invitación a un tun tun a los que hicieron este informe”, llegó a decir el segundo vicepresidente del Psuv.
Su crítica se concentró en la aseveración del organismo de que el sistema de salud venezolano no realizaba suficientes pruebas PCR. No tienen “una sola prueba” de que el gobierno no esté haciendo los exámenes correspondientes, sentenció.
Pero Mireya Goldwasser, presidente de la Acfiman, aseguró que el objetivo de la institución no fue «alarmar ni causar polémica. “La única intención nuestra es ayudar. Nosotros, en ese sentido, no queríamos ni alarmar a la gente, ni crear caos ni polémica» expresó en una entrevista para el El Nacional.
Destacó que la misión del estudio es orientar a la sociedad, «sobre todo a los encargados de diseñar y ejecutar políticas públicas». Aseguró que ninguna de las instancias a las cuales remitieron el informe: Vicepresidencia, ministros de Ciencia y Tecnología y de Salud, y varias comisiones de la Asamblea Nacional, emitió alguna respuesta.
Tres meses después de la polémica, y cuando el país superó la barrera de los mil contagios diarios, no han faltado quienes recuerden las proyecciones de la Academia.
Aspectos técnicos
Para predecir el curso de una epidemia se han desarrollado varios modelos que dividen a la población según su estatus de infección.
En este caso, la academia usó los modelos SEIR, que emplean cuatro compartimientos: susceptibles, expuestos, infectados y recuperados. Estos proyectan, a partir de parámetros epidemiológicos, el flujo esperado de individuos entre estos compartimientos durante la epidemia.
Ese mismo patrón fue desarrollado para predecir la epidemia en Wuhan, China, pero en Venezuela se adaptaron los parámetros a las condiciones locales.
Empero esta metodología, el informe -que enuncia derechos de autor- no tiene autor o editor más allá del cuerpo colegiado de la Academia.
La proyección de la Acfiman es que entre junio y septiembre se alcance el pico de la pandemia en Venezuela.
Otros sectores científicos observan que no es responsable hacer conclusiones sobre modelos genéricos (y generalizados), cuando intervienen tantas variables locales y autóctonas.
En cuanto a la crítica por las pocas pruebas PCR aplicadas, el gobierno ha explicado que posee la capacidad para focalizar la colocación de las pruebas y lograr mayor precisión en el diagnóstico, debido a la aplicación de encuestas y controles fronterizos. Así lo demuestran las experiencias de Vietnam y de Corea del sur.
La evidencia mundial ha demostrado que el subregistro no es la consecuencia de una política premeditada sino una consecuencia asociada a la naturaleza del fenómeno pandémico.
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