Desde el martes 18 de agosto, la familia de Lisbeth Katiuska Araque Maldonado, de 20 años de edad, no sabe nada de ella. Las autoridades hallaron un cadáver con características similares y detuvieron a su empleador, sin embargo, la identidad no ha sido confirmada.
“Yo la subí, en la esquina de la casa, en un taxi con mi hija”, narró a Noticias Caracol Eduardo José Sandoval, ese día. Poco después encontraron a la pequeña abandonada en otro lugar.
La madre y la hija habían tomado rumbo al trabajo y el taxista, confirmó después a la policía que él efectivamente la dejó en donde laboraba, una chatarrera ubicada en el barrio Garcés Navas de la localidad de Engativá.
El hombre dijo, en el noticiero, que al ver que ya eran las seis de la tarde y que su pareja no regresaba, decidió ir a preguntar por ella en su trabajo: “Me dirigí hacia donde ella trabajaba, a las nueve de la noche, y el señor me dijo que ella no había ido. Que no llegó”.
Sandoval contó que encontraron a su hija, de dos años de nacida, abandonada en la calle muy cerca del sitio en donde la madre fue vista por última vez.
“Conseguí a la niña en frente de un portón, y una señora salió. Ella tiene cámaras de seguridad y vio cuando un ciudadano pasó y dejó a mi hija abandonada, y siguió derecho caminando”, afirmó el padre de familia.
El hallazgo
Unas dos semanas después trabajadores de una empresa de servicios públicos reportaran el hallazgo de un cuerpo sin vida, envuelto en un plástico y amarrado de pies y manos, en una alcantarilla del barrio Garcés Navas. Según los agentes, la descripción es similar a la de Lisbeth Araque.
Los análisis forenses manifestaron que el cuerpo aparentemente presentaba signos de tortura, agregó Noticias Caracol.
En las horas de la noche de este martes 15 de septiembre las autoridades detuvieron al dueño de la chatarrera, el jefe de la joven.
ED con información de Noticias Caracol
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