La anarquía, la indolencia y la inconsciencia ciudadana han venido tomando cuerpo en distintos sectores del Valle del Turbio, colindantes con la parroquia Agua Viva de Palavecino, en virtud del aumento de vertederos al aire libre.
Testigos de esta situación que evidencia falta de políticas públicas, son quienes cada día caminan de Agua Viva hasta el caserío el Peñusco, en pleno corazón del Valle, o hasta el sector Manzano abajo, por un sendero convertido en vertedero y escenario de otras irregularidades.
Tanto ellos como vecinos de la avenida Terepaima, en las adyacencias del CDI de Agua viva, denuncian la situación pero, por temor de amenazas, pidieron resguardar sus identidades.
Explicaron que por este camino, que pasa justo al frente de una muy conocida hacienda de la parroquia, se dejan ver habitantes de urbanismos cercanos, con carretillas cargadas de basura y hasta de animales muertos.
“La gente busca al gramero u obrero y lo mandan a botar todo en ese sitio”; señala una persona afectada, quien continuamente transita hacia el Peñusco y conoce, como todos en la zona, quienes son los asiduos depositarios de desechos y también los que comenten fechorías en el lugar.
Y es que también denuncian continuos atracos perpetrados por dos adolescentes, con chopo en mano, sin importar que entre las víctimas haya menores de edad.
Otros habitantes, quienes en la madrugada ven movimientos extraños, sostienen que la lista de “cosas raras” que allí suceden, es más amplia. Por ejemplo, la tala de árboles para hace leña, lo cual amerita la inspección de la Fiscalía Ambiental, Minec, GNB y, por supuesto, la autoridad municipal.
Texto y Fotos: cortesía @aguavivajose