La insigne Ana María Reyes y el Patrimonio Cultural
Uno de los más gratos recuerdos de mi vida
está representado en aquella figura tan querida
de mi materno abuelo: fuerte de complexión,
calvo, completamente calvo sin un mechón,
blanco de piel, azules ojos de una tierna mirada
una barba blanca, larga como una cascada
que le cubría por entero el pecho, reposado el caminar,
en la mano un bastón encabullado
tenía aquel abuelo una bella figura patriarcal
la casa era una estancia campesina
cual la señora un romántico pastor;
era alargada con techos de hachos,
paredes de bahareque blanquecino
tenía una sala, un aposento, un corredor,
un caney comedor, cocina
y la hilera de cuartos por persona,
el último era el cuarto del abuelo
humilde, sencillo, como era todo él.
El suelo de tierra blanca,
muy barrido y regado todas las mañanas
y en la pared colgado un Cristo grande,
un catre, una hamaca, un baúl, una alacena con llave,
de ella saca el abuelo las golosinas para los nietos
y en aquel sitio nos estamos quietos,
esperando el obsequio con curiosa alegría
aquel bucólico convite consistía
en conservas, biscochos San Joaquín, gofios,
pan de hornos, catalinas acemitas y otras golosinas
Ese obsequio era siempre el grato final
de algún paseo con él por el pozo o el corral
donde estaban encerrados los corderos después de la ordeñada.
Los bebederos eran pocitos cerca del corral
que llenaba Don Tín, viejo y fiel criado que refunfuñaba
con su carrito de mano y dos tinajas.
Detrás una gran enramada techada de pajas,
era sitio de trabajo: allí se pilaba el maíz,
se amasaban los pan de hornos,
en un tamiz se colaba la leche para elaborar los quesos
que tío Florencio amasaba con sal en sinchos gruesos,
y ponía luego a escurrir en los manares,
colgados del techo de su cuarto, esos manjares.
Las mujeres hacían las velas para el alumbrado
con la grasa de los chivos y ovejos que habían sacrificado
para hacer los salones a vender y consumo del hogar
colgados en el patio bien salados los ponían a secar.
Alrededor de la enramada colgaban los cajones
para anidar las palomas, fuera los botalones
para amarrar las bestias
En el caney había dos horquetas en forma de trípode
lucía cada una su tinaja
una con agua para tomar
la otra con leche acabada de ordeñar
tapadas con platos de barro
y sobre ello los cucharones de beber de aquello.
En el centro una larga mesa comedor
con silletas de cuero a su alrededor.
El rústico mobiliario tan sólo consistía
en sillas y butaques de cuero y en el corredor había
dos escaños de palos fijos en el piso
y tenía su sitio preferido el abuelo, en su butaque.
En la pared colgaba un almanaque
y al frente el hermoso patio blanco
bajo los cujíes había un rustico banco
limitado por un intricado tuneral
unas frondosas matas de runa de cabra,
y otras delgaditas llamadas guasabara,
y el camino de acceso y el floramarillal
lejos hacia el Sur pasaba el camino real,
sólo transitado por bestias y peatones
con arreos de mulas y burros a montones.
Así era el ambiente y la casa de mi abuelo,
Y muchas veces recordarlo suelo
Como una linda estampa de mi infancia
Y al recuerdo hasta percibo la fragancia
De las campestres flores de no me olvides y alelí,
Rojas clavellinas en el pozo y azahares y el cují
con su dulce semilla y las pepas de guásimo
y del caujaro el dulce y blanco racimo.
Buches, datos, lefarias y guanajos
del cocuy horneado los divinos gajos.
Y Nosotros por las veredas corriendo entusiasmadas
En una algarabía de risas alocadas
Delante del abuelo, que lleva de la mano
Al nietecito más pequeño y más ufano.
Por estar junto a él, íbamos a los corrales
donde los hijos marcaban con señales
en las orejas a los animales,
los iban soltando uno a uno y arriando
hacia el cerro, hacia el pasteadero,
el animal herido iba lanzando su balido lastimero
y yo le preguntaba – “¿Papa Cuello, eso le duele?”
Y él me respondía – “sí, hija, si le duele,
Pero no te preocupes, es dolor pasajero,
Apenas seque la sangre le pasará ligero.
Los Campos todos amarillando
de la flor del abrojo, abajo como tupida alfombra
los flor amarrillo y la pajarera anidando en los matorrales
gonzalicos, loros, peraulatas, biguitos y turpiales
canarios de tejado, san José, rojos cardenales,
palomas tujuas, carboneras y torcaces,
revoloteando en el aire los fueros gavilanes
y en los playones la carrera de los alcaravanes.
Para entonces ya el abuelo sufría del corazón,
y le oíamos con frecuencia lanzar al viento su oración
María madre de gracia y de misericordia
en la vida y en la muerte, ampara mi alma Señora
y con gesto de cansancio se pasaba
la mano por el pecho y lo sobaba.
Poco a poco se acabaron los rebaños,
Los hijos y los criados se fueron…
y los años fueron encaminando hacia la eternidad
a mi querido abuelo y a toda su heredad;
desaparecieron la casa y los corrales,
el pozo, los pájaros, las tunas y los matorrales,
pero en mi corazón si ha permanecido
ese grato recuerdo cada día fortalecido
con el amor a mi abuelo, llama santa
que arde en mi corazón, con insistencia tanta
que he deseado dejarlo aquí plasmado
como tributo fiel a mi ascendiente amado.
Barquisimeto 18 de diciembre de 1974
Este largo poema titulado: “A la Memoria de mi Abuelo Materno José Miguel Cuello”, fue escrito por siempre y gratamente recordada Ramona Antonia Rodríguez Cuello, dos años después del 16 de noviembre de 1972, cuando se efectuó la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como UNESCO, donde quedó instaurada la Convención Sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, por lo cual cada 16 de Noviembre se celebra el Día Internacional del patrimonio Mundial. Esta Convención, es el instrumento jurídico internacional que regula el usos y manejo del mismo, del cual Venezuela es signataria y desde 1993 nuestro país se cuenta entre las naciones que integran la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Hemos comenzado la entrega de Reseña de la Añoranza de hoy, con este poema, porque es descriptivo de un tiempo, de una manera de vivir, de las costumbres y ambiente de una época, donde se voceaba aquel adagio al que nos referimos la semana pasada y que dice: “…la prosperidad sólo se logra a través de la vida útil, el noble ejemplo y el leal cariño…”
Es un poema que nos habla del amor, del amor por su pasado, por los ancestros de donde proviene la autora, que se preocupó de transmitirnos dentro de nuestra familia esa esencia, como patrimonio espiritual del clan familiar, ya que el patrimonio tiene una indisoluble vinculación con la identidad, con lo que nos identificamos y de lo cual nos sentimos orgullosos o sentimos orgullo, ya que hablar de patrimonio, es indudablemente hablar de historia, es referirnos indisolublemente a una serie de importantes aspectos antropológicos y sociológicos que se desprende con diáfana naturalidad del mismo.
De allí, que la conquista de la promulgación de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural en el año 1993, se debió precisamente al amor, a la identificación de una mujer excepcional que enrumbó sus pasos en una campaña sostenida con tesón y en un inquebrantable afán, movida por el sentido de identidad y de pertenencia, que son los elementos que en cualquier parte del mundo sustenta la soberanía de un país.
Esa vinculación afectiva con su terruño, con su patria chica que impactó a la patria grande del país nacional, la hizo ganar adeptos y como sociólogo y antropólogo, egresada de la Universidad Central de Venezuela, fundamentó sólidamente sus planteamientos. Esa mujer fuera de seria, símbolo descollante de venezolaneidad, no fue otra que la siempre y gratamente recordada Ana María Reyes, quien en 1982, tras el retorno definitivo a su natal ciudad de Coro, se involucra en la creación de asociaciones de vecinos, primero en Coro y luego en La Vela, para proteger el casco histórico de la ciudad. En julio de 1984 logra que La Vela reciba la declaratoria como Patrimonio Nacional. Un primer paso y entre 1988 y 1989 inicia el movimiento Coro Patrimonio, orientado a conseguir la Declaratoria de Coro y La Vela como Patrimonio Mundial.
Ana María Reyes, tras la impresionante cruzada emprendida, estableció una especie de red nacional sensibilizada por ella en cuanto a la valoración del patrimonio Cultural y gracias a ello, la UNESCO del 4 al 6 de septiembre de 1991 efectuó por primera vez en Venezuela el “Seminario Taller Convención Sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural”, donde uno de los temas que surgió fue la necesidad de adecuar al país a la normativa internacional.
Con esta formidable experiencia, Ana María reyes en 1992 a través del Centro UNESCO Coro, bajo su presidencia, junto a la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), elaboraron el dossier que se presenta a la UNESCO, y que conduce a la inclusión en 1993 de Coro y La Vela en la Lista de Patrimonio Mundial. Sin embargo, para lograr esta conquista, primero hubo con base al diagnóstico del “Seminario Taller Convención Sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural” de 1991, de adecuar al país a la normativa internacional, pues esta materia estaba regulada por la vieja Ley de Protección y Conservación de Antigüedades y Obras Artísticas de la Nación de 1945.
De tal manera, que fue así amigos lectores, que la Comisión de Cultura del extinto Congreso Nacional, elaboró Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, que fue sancionada en 1993, siendo publicada en Gaceta Oficial el mes de septiembre de ese año, y finalmente, el 9 de diciembre de 1993 La Vela fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto con Santa Ana de Coro en la asamblea de este organismo realizada en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, por poseer ambas un casco histórico muy bien preservado que combina los estilos holandés y español utilizando técnicas originarias de los indígenas americanos, con lo cual Venezuela entraba a la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Iniciamos estas interesantes impresiones sobre el patrimonio y su importancia insoslayable, desde el aspecto afectivo cognitivo que mueve a los ciudadanos cuando están conscientes de ello, ya que: “…en un mundo en el que desaparece la fe, volvemos a los dioses: dinero, sexo, poder y triunfo…” siendo en la actualidad “los cuatro caballos del Apocalipsis; el hedonismo, la permisividad, el relativismo y el individualismo” como bien lo señala el Dr. Enrique Rojas (2024) Director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, por lo cual a nuestro juicio hemos perdido la virtud pública y el Libertador Simón Bolívar, expresaba que la felicidad, es la práctica de la virtud.
Finalmente nos despedimos, como empezamos desde el punto de vista afectivo que mueve la más honda fibra humana, con un fragmento de las palabras pronunciadas por el Presbítero Dr. Carlos Borges en el Teatro Juares, la noche del 19 de abril de 1917, con motivo de celebrase una velada dentro del marco de los 9 años del Hospital La caridad, para recabar fondos para la culminación del bello edificio hoy sede del Museo de Barquisimeto:
“…¿Qué es la patria, señores?… un pedazo de tierra bajo un pedazo de cielo: la tierra en la que nacimos y el cielo bajo el cual queremos morir: tierra y cielo a cuya imagen y semejanza nos ha modelado la naturaleza, y que, por esto mismo, guardan con nuestro corazón, con nuestra alma, con nuestra sangre y nuestros huesos, las más fuertes, las más profundas, las más tiernas y misteriosas armonías. (…) La patria lo es todo: lo grande y lo pequeño, lo que pasa y lo que perdura, lo que sonríe y lo que llora, las realidades y los sueños, toda la alegría y todo el dolor de la vida. La patria es el pecho de la madre que nos alimenta y el brazo del padre que nos sostiene y que nos guía, y la cabeza blanca del abuelo que se inclina sobre nuestra inocencia, la diestra del sacerdote que nos bendice, y la palabra del maestro que nos siempre de luz el pensamiento…”
Barquisimeto, domingo 17 de noviembre de 2024.
Fuentes Consultadas:
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2009). Gaceta Oficial Extraordinario No. 5.908. Febrero 19, 2009. Caracas.
Identidad Venezuela (2022) Ana María Reyes. [Información en Línea] Disponible en: https://www.facebook.com/IdentidadVenezuela/posts/ana-mari%CC%81a-reyessocio%CC%81loga-y-antropo%CC%81logavela-de-coro-falco%CC%81n-15-de-noviembre-de/518117493682601/
Ley Orgánica de la Cultura (2014). Gaceta Oficial Extraordinario No. 6.154. Noviembre 28, 2014. Caracas.
Ley de Protección y Defensa del patrimonio Cultural (1993) Gaceta Oficial Extraordinario No. 4.623. Septiembre 3, 1993. Caracas.
Mosqueda, M. (1971) Carlos Borges. Vida y Obra. Talleres Cromotip. Caracas. Venezuela.
Religión Confidencial (2024) Enrique Rojas: “En un mundo en el que desaparece la fe, volvemos a los dioses: el dinero, el sexo, el poder y el triunfo” [Artículo en Línea] Disponible en: https://religion.elconfidencialdigital.com/articulo/familia/enrique-rojas-mundo-que-desaparece-fe-volvemos-dioses-dinero-sexo-poder-triunfo/20221201021111044974.html#:~:text=%22En%20un%20mundo%20en%20el,%2C%20que%20no%20tienen%20fundamento%22.
Rodríguez, R. (1974) A la Memoria de mi Abuelo Materno José Miguel Cuello. [No publicado] Barquisimeto. Venezuela.
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