El impacto económico actual en el sector petrolífero ecuatoriano por la destrucción y paralización del principal oleoducto estatal asciende a unos 600 millones de dólares, informó el jueves 16 de diciembre la empresa estatal Petroecuador.
En un comunicado, la compañía ecuatoriana precisó que la construcción de una nueva variante del trazado de esa infraestructura en la zona conocida como Piedra Fina, 117 kilómetros al sureste de la capital, estaría lista a fines de este mes y señaló que la nueva obra tiene un avance del 73%. Por su parte, los ductos que transportan combustibles registran un 81% de adelanto en la obra y el avance de la variante del trazado del oleoducto de crudos pesados, de propiedad privada si tiene un mayor retraso, llegando al 40%, todo aún dentro de los lapsos previstos.
Desde la semana pasada se paralizó el transporte de crudo en ambos oleoductos a fin de evitar problemas mayores debido al inminente colapso de las laderas aledaños al río Quijos. A su vez, el gobierno declaró el estado de emergencia para evitar demandas y compensaciones económicas por incumplimiento de contratos nacionales y extranjeros.
El fenómeno empezó en febrero de 2020 con la desaparición de una cascada en una zona cercana a los ductos que dio paso a una vertiginosa erosión en los dos flancos de la montaña y causó la destrucción de carreteras y puentes.
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