El Real Madrid sin el defensa Sergio Ramos ni el técnico Zinedine Zidane comienza su andar por un camino espinoso y el futuro incierto, que para el presidente del equipo Florentino Pérez han sido dos meses muy agitados.
El plan de la Súper Liga, tramado por Pérez con la esperanza de revolucionar el fútbol europeo, explotó segundos después del despegue. Luego Zidane informó que se iba, esta vez en forma definitiva, porque el entrenador percibió que había perdido la confianza de su patrón. Y ahora Ramos, el portaestandarte de una de las eras más espectaculares del club, se fue, aunque estaba dispuesto a aceptar las condiciones impuestas por la organización.
En síntesis, el futuro luce más que incierto para el elenco merengue, salvo el caso de Pérez, tan firme como siempre en su papel de jefe de la potencia española, quien, elegante en su traje y corbata, no dio señales de titubear en su decisión de permitir la partida de Ramos al participar de su despedida el jueves. El único momento incómodo fue cuando Ramos puso su brazo sobre los hombros de Pérez para la foto y las manos del presidente permanecieron a sus costados.
Agradeció al “querido Sergio” por su participación de 22 títulos en 16 campañas y lo llamó “jugador ejemplar”, a quien “los aficionados de Madrid siempre llevarán en el corazón”. “No es un día fácil, porque tú has sido alguien especial para mí y hemos luchado y disfrutado juntos esa historia tan exitosa de Real Madrid”, dijo Pérez.
Ramos reiteró que estaba agradecido con Pérez, que lo trajo desde el Sevilla cuando tenía 19 años, pero también dejó en claro que había querido permanecer en Madrid. El defensor de 35 años aclaró que después de pedir inicialmente una extensión de dos años, se declaró dispuesto a aceptar la oferta del club de un año, pero entonces el equipo dijo que había retirado la oferta.
REEMPLAZO INMEDIATO
“Hace una semana me lo comunican a través de mi agente y me quedé sorprendido”, afirmó Ramos después de la despedida con Pérez. “Creía que podía aceptar la oferta, pero ya era tarde”. Madrid ya había incorporado a David Alaba con un contrato a cinco años, cuando el defensor de 28 años dejó el Bayern de Munich, aparentemente para ocupar el puesto de Ramos, defensor central, excapitán del Madrid, que está en busca de un equipo.
Una vez más, fue Pérez quien ganó la pulseada. Pregúntenle, si no, al portero Iker Casillas, a quien el presidente echó en 2015, a pesar de sus notables salvadas que le habían granjeado el mote de “san Iker”.
OTRO FUERA HACE TRES SEMANAS
Hace tres semanas, Zidane renunció cuando restaba un año en su contrato después de finalizar, por primera ocasión en una década, una temporada sin un sólo título. Fue una despedida totalmente distinta de cuando el entrenador francés se fue por primera vez después de llevar a Real Madrid a tres tronos consecutivos en la Champions League, de 2016 a 2018.
“Las cosas son diferentes”, indicó Zidane al separarse por segunda oportunidad del equipo. “Me voy porque siento que el club ya no me da la confianza que necesito, no me ofrece el apoyo para construir algo a medio o largo plazo”. No dijo si las negociaciones fallidas con Ramos fueron parte de su decisión de renunciar, pero el técnico siempre ha sido fiel al núcleo de veteranos que ganaron tantos títulos bajo su dirección.
En el pasado, la respuesta de Pérez a una temporada sin éxitos era comprar talento. Los daños económicos causados por la pandemia por Covid-19 lo han privado de esa opción. De manera que Carlo Ancelotti, traído por segunda vez al Madrid por Pérez, supuestamente tendrá que trabajar con un equipo en transición que busca a un nuevo líder en el campo.
AJS vía AP
Foto: Sergio Ramos ya no estará con el equipo merengue