Irán desarrolla este viernes 18 de junio una jornada electoral con una baja participación, comparándolo con elecciones presidenciales anteriores y con una mayoría de votantes expresando su apoyo al clérigo ultraconservador Ebrahim Raisí.
El clérigo y actual jefe del Poder Judicial votó a primera hora de la mañana en un mausoleo del sur de Teherán, donde prometió «estar al servicio de todo el pueblo» y no de un grupo político determinado.
Se le considera un candidato del ala dura y el favorito del sistema teocrático, encabezado por el ayatolá Allí Jameneí, quien le designó en 2019 en el cargo de jefe del Poder Judicial.
Sus rivales son Abdolnaser Hematí, exgobernador del Banco Central de Irán; Mohsen Rezaí, actual secretario del Consejo de Discernimiento y antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria; y el conservador vicepresidente primero del Parlamento, Amirhosein Qazizadeh Hashemí.
Hematí, el único moderado, afirmó en esta jornada que su objetivo es «terminar con el aislamiento extranjero», en alusión a las sanciones estadounidenses impuestas en 2018, tras la retirada de EE. UU. del acuerdo nuclear con Irán.
«Si no logro (suficientes) votos, quien sea presidente debe llevar el desarrollo y la prosperidad del país a cotas más altas», subrayó entre el tumulto de periodistas que le rodeó a la hora de votar en Hoseiniye Ershad, en el norte de Teherán.
El centro de votación de Hoseiniye Ershad estaba bastante concurrido, aunque principalmente por periodistas, como es habitual debido a que allí suelen votar personalidades conocidas.
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