Los medicamentos que se están expendiendo en las denominadas farmacias móviles Fénix no tienen ninguna garantía de calidad de ningún organismo calificado para ello, y, de paso, muchos de tales medicamentos adolecen de fallas en cuanto a cumplir adecuadamente con el objetivo de producir mejoras en la salud de los pacientes.
Quien de esa manera lo expresó fue el doctor Omar Álvarez, ex presidente del Colegio de Farmacéuticos del Estado Lara, y actual directivo del mismo gremio profesional.
Puntualizó Álvarez que, “ciertamente, hemos estado recibiendo algunas denuncias” en el sentido antes referido.
Cuestionamientos
–Pero es que –resaltó–, además, sobre las medicinas que allí se expenden, hay algunos cuestionamientos.
Entre tales cuestionamientos, Álvarez citó: 1) Que esos medicamentos no cuentan con la respectiva supervisión exigida por la ley; 2) Que no tienen vigilancia farmacéutica, o sea lo que nosotros llamamos también “farmacovigilancia”…
–3) Y hemos observado que, además, no cuentan con un sistema de conservación adecuado, ya que, en algunos casos, están expuestos al calor excesivo, y, en otros, expuestos a la luz solar, cuyos rayos ultravioletas pueden causarles severos daños-
–De paso, en esas farmacias móviles no existe ningún servicio de agua, que permita el mayor aseo posible, tanto del personal como de todo lo que allí haya.
–La Federación Farmacéutica Venezolana sostiene –apuntó de seguidas— que, si el gobierno nacional quiere o pretende abaratar los medicamentos, pues sencillamente debe regalarlos, y no venderlos.
–¿Cómo…? Simplemente a través de los diferentes centros de salud pública, del nivel que sea.
Numerosas denuncias
¿Y en base a qué hace usted tales señalamientos?
–Es que hemos recibido numerosas denuncias respecto a los efectos de dichos medicamentos, especialmente en lo que tiene qué ver con los hipertensivos.
¿Y por qué motivo ocurrirá eso?
–Bueno, porque de alguna manera escapan al control de calidad del Instituto Nacional de Higiene, que es el organismo que hace los chequeos correspondientes, y determina si un medicamento cumple con los requisitos exigidos, o, en otras palabras, con lo que se ofrece en el recetario.
–Por ejemplo, si el médico tratante prescribe un medicamento de 8 miligramos, y el paciente lo compra en una de esas farmacias, si la caja, o el envoltorio, dice “8 mg”, pues debe contener 8 mg, y no siete, o siete miligramos y medio, por ejemplo.
–Y ésa es la diferencia con las farmacias legalmente establecidas, que cumplen con todos los requisitos exigidos.
Reinaldo Gómez
Gráfica: Cortesía