Familiares de los pacientes de la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda pasan día e incluso hasta meses a la puerta de la emergencia aunque el centro cuente con la sala de espera «Divina Pastora».
Dicha sala fue inaugurada en el año 2014 durante el mandato de Henri Falcón, y en el momento de su inauguración Ramón Márquez, quien era en ese entonces el coordinador de este espacio informó que “Tenemos nuevos equipos, como pantallas, que serán reemplazadas por las que se dañaron, de manera que podamos continuar con el sistema de aviso a los familiares por esta vía”.
Al momento de la inauguración era la mejor y más moderna sala de espera de todo el país con una capacidad para albergar a 180 personas o familiares de los enfermos que se encuentran en el área de emergencia del primer centro asistencial de la región, creada para que los familiares dejarán de padecer la agonía de llevar sol, agua en la época de lluvia y amanecer en la intemperie, a la espera de información sobre el estado de salud o el requerimiento de medicamentos para los seres queridos hospitalizados.
Márquez también destacó en ese momento que los familiares son llamados por un micrófono, desde donde le informan el nombre del paciente y avisan para que el familiar se dirija hasta la emergencia, además los baños también fueron reparados y el filtro de agua funciona a la perfección.
Pero así no está ocurriendo. Cotidiano es observar en las aceras a los familiares frente a la emergencia, pues dicen que en la sala de espera no hay comunicación con el área de la emergencia ya que los parlantes por donde anteriormente eran llamados se quemaron y las pantallas por donde eran informados de los pormenores de los sus familiares no están en funcionamiento, tal es el caso de Camelia Sibada quien tiene a un familiar recluido desde hace un mes, y durante todo ese tiempo se ha quedado a las afueras del hospital.
Señala que aunque la sala está disponible, quedarse allí en la noche o durante el día no es viable, pues en constantes ocasiones son solicitados por los médicos o enfermeras para buscar las medicinas que necesite su familiar y en la sala de espera no es posible enterarse.
Maryelis Peraza señala que en los 15 días que tiene quedándose a las afuera del Hospital Central sólo han utilizado la sala para ir al baño y cargar los teléfonos celulares.
Por su parte Yusneibis Alejos expresó que la inseguridad está presente dentro y fuera de la sala de espera, que el alumbrado frente a la emergencia es escaso y en las noches quedan casi a oscuras y que sólo los familiares de las personas que ya están en piso son los que se quedan allí, para ella no es una opción separarse de la entrada de la emergencia pues así puede estar al pendiente de cualquier requerimiento de su familiar internado desde hace 10 días.
Douleydis Romero @douleydisr
Fotos: José Daniel Sosa @iamdanisosa