El 18 de octubre de 1945 fue derrocado por un golpe militar el entonces presidente de Venezuela, general retirado Isaías Medina Angarita, el que fue reemplazado por una junta cívico-militar que encabezó Rómulo Betancourt, el máximo líder del partido Acción Democrática.
Para que ello ocurriera, se conjugaron diversos factores, pero más que todo políticos, por cuanto, durante los cuatro años en que permaneció en el poder, el régimen de Medina Angarita fue, en primer lugar, profundamente respetuoso de los derechos humanos, de acuerdo con la mayoría de los historiadores venezolanos.
Y también del accionar de los diferentes partidos políticos y de las distintas corrientes el pensamiento humano.
Es más, durante su gobierno, fueron legalizados Acción Democrática, precisamente el movimiento político que participó en la militarada, y el Partido Comunista de Venezuela.
Estas organizaciones políticas, por cierto, llevaban unos cuantos años luchando por su legalización, y fue precisamente el gobierno de Medina Angarita el que les aportó esa legalidad que tanto ansiaban.
Tal vez el gran error de Medina Angarita fue el no haber sabido manejar la cuestión militar, por un lado, que se le fue saliendo de las manos poco a poco.
Ni tampoco haber tenido acierto en el manejo del delicado asunto de la sucesión presidencial a él mismo, ya que debía cesar su mandato a comienzos de 1946.
Valga recordar que, para ese entonces, al presidente de la república –incluido el propio Medina- lo elegía el Congreso Nacional, eternamente controlado por el ejecutivo nacional, y no el pueblo, en votación directa y secreta.
Pese a todo ello, no obstante, Medina Angarita, aún viniendo de las filas militares, encabezó un gobierno que no fue ni represor ni violador de los derechos humanos.
La referida sublevación militar fue encabezada por el mayor Carlos Delgado Chalbaud, quien, para entonces, era el director de la Academia Militar de Venezuela.
Otros jefes militares, como el también mayor Marcos Pérez Jiménez y el capitán Mario Ricardo Vargas, estuvieron igualmente liderizando el golpe de Estado.
Al final, al día siguiente, 19 de octubre en la noche, se conformó una junta cívico-militar de gobierno, que estuvo integrada, además de por Rómulo Betancourt, por Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Edmundo Fernández y los ya citados militares Delgado Chalbaud y Vargas.
A manera informativa, y como cosa curiosa, valga señalar que, en el acta constitutiva y a instancias de Betancourt, los integrantes del gobierno colegiado, que se autodenominó “Junta Revolucionaria de Gobierno”, se comprometieron a no participar como candidatos en ninguno de los procesos electorales que la misma Junta iría promoviendo y organizando.
Se trata de un dato de mucha curiosidad actual, justamente ahora, cuando la tendencia de algunos gobernantes, sobre todo de América Latinas, es a modificar las respectivas Constituciones, para ver cómo hacen para mantenerse o perpetuarse en el poder.
Reinaldo Gómez.
Fotos vía.enterate24.com/wikipedia.org
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