El papa Francisco exhortó hoy a escuchar el grito de los pobres sofocado por “el estruendo de unos pocos ricos” en una misa celebrada en San Pedro y después almorzó en la sala de audiencias papales con 1.500 personas en situación de calle a quienes regaló una atención especial por la Jornada Mundial de los Pobres.
El menú fue ofrecido por el hotel Rome Cavalieri-Hilton Italia y la asociación Ente Morale Tabor y consistía en lasaña, pollo con puré de patatas y tiramisú, y se entregó una bolsa con paquetes de pasta a quienes participaron en el almuerzo.
Deseó que estas iniciativas “sean una señal de esperanza y un estímulo para convertirse en instrumentos de misericordia en el tejido social”.
A los fieles les dijo que es Dios quien pide que “lo reconozcamos en el que tiene hambre y sed, en el extranjero y despojado de su dignidad, en el enfermo y el encarcelado”.
E insistió en que “el cristiano no puede estar con los brazos cruzados, indiferente, fatalista” ante el sufrimiento del prójimo.
Agencias