“La política económica del gobierno solo ha dejado más pobreza y desigualdad”, a juicio del economista y vicepresidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, Luis Crespo.
Añadió que en términos generales, 2023 cierra con una economía con un comportamiento estacionario, marcado fundamentalmente por el rezago de los salarios, la ausencia de crédito, la asfixia tributaria que vivieron las empresas -sobre todo durante el primer semestre del año-, que llevó a la necesidad de discutir una ley de armonización para que la voracidad tributaria no limitara la expansión que habían tenido algunas áreas en 2021-2022.
El economista hace énfasis en que es preocupante a que desde hace 630 días no ha habido un aumento del salario mínimo y pensiones porque más allá de que el Gobierno haya que haya bonificado el ingreso de los trabajadores, eso no compensa el deterioro de su consumo.
El Gobierno se ha empeñado en borrar de la agenda pública variables como la inflación y la depreciación de la moneda, pero ¿cómo cierra 2023 en materia inflacionaria y de política cambiaría?
En cuanto a las variables inflación y distorsiones cambiarias, transitamos un año en el que la inflación galopó, cerrando por encima de tres dígitos, una de las inflaciones más altas del mundo, con las implicaciones que eso tiene en la destrucción del poco poder de compra de quienes reciben ingresos en bolívares.
Parece que no hay estrategia que pueda detener esa alza persistente y constante de los niveles de precio, que en definitiva afecta el patrimonio de los trabajadores y sus familias.
El bolívar en Venezuela se mantiene sobrevaluado, la política cambiaria del gobierno es realizar intervenciones en el mercado cambiario ofertando dólares de manera semanal. Los registros hasta el mes de noviembre indicaban que el Gobierno había quemado, vendido, más de 4.000 millones de dólares en el mercado cambiario tratando de mantener una estabilidad relativa del mismo precio artificial. Tenemos entonces un bolívar atractivo para las importaciones, por eso nuestros anaqueles están cubiertos de productos importados, en detrimento de la producción nacional o de la posibilidad de garantizar exportaciones que sean diferentes al sector petrolero.
En definitiva, 2023 ha sido un año muy difícil para los trabajadores del sector público, sobre todo para los trabajadores del magisterio, del sector salud y del sector universitario, porque la política salarial del gobierno que ha desalarizado el trabajo, que ha bonificado el ingreso, no permite satisfacer al menos las necesidades alimentarias.
Estas medidas económicas, basadas en el anclaje de los salarios, la eliminación de los créditos y en la agresiva intervención en el mercado cambiario tratando de tener una estabilidad relativa del tipo de cambio, han dejado en el camino más pobreza y desigualdad.
Fuente: 800 Noticias