Reinaldo Gómez– En Venezuela, el gobierno se empeña en seguir tropezando con la misma piedra, con el agravante de que no ve luz al final del túnel, y ésa es,una de las tantas razones que han tenido millones de venezolanos para irse del país en busca de un mejor futuro, porque “estamos llegando a un colapso total de la economía”.
Tal apreciación es de Elías Bessis, presidente de la Cámara de Importadores de Repuestos y Autopartes del Estado Lara (Cidralara), al ser consultada su opinión, como empresario, acerca de las perspectivas económicas del país, a la luz del reciente decreto de nuevo incremento del salario mínimo.
Recordó Bessis que “hago tal afirmación porque resulta que esta errada política económica no es nueva, pues la vienen aplicando desde hace 20 años, es decir, prácticamente desde el mismo momento en que este gobierno asumió las riendas del país”.
Reiteró sus anteriores señalamientos acerca de que este gobierno se ha empeñado en destruir el aparato productivo del país, “con esa rabia y con ese ensañamiento gratuitos que, en su baúl de odios, acumula contra el sector empresarial”.
Situación crítica
Comentó que, así, la situación económica del país y de los venezolanos se hace cada vez más crítica, con más hambre, más miseria y más desempleo, “entre otras calamidades”, al extremo de que la última de “las cosechas” de esa política económica ha sido devaluación del bolívar, mientras que el dólar, el euro y otras divisas extranjeras se disparan cada vez más en su valor con respecto a la moneda venezolana
–Por supuesto –agregó–, ya sería llover sobre mojado decir que, como consecuencia de ese nuevo incremento del salario mínimo, se acentuará el cierre de empresas, pero especialmente de las pequeñas, que han sido las que, tradicionalmente, han incorporado mayor mano de obra al proceso productivo del país.
Reiteró que, “ese nuevo salario no alcanzará para nada, porque ya todos los productos, tanto alimentos como ropa, calzado y servicios, “se han ido, no a las nubes, sino más allá de las nubes”.
Recordó que él tiene conocimiento de la existencia de empresas que todavía tienen algún ingreso, que, por iniciativa propia, se han visto en la necesidad de otorgar algunas bonificaciones a sus trabajadores, para que éstos puedan “medio lidiar” con el costo de la vida.
El encaje legal
Precisó el dirigente empresarial que el incremento del encaje legal bancario hasta el 60 % tampoco contribuiría a la recuperación económica, “porque ahora serán muy pocos los recursos de que podrán disponer los bancos, para otorgar créditos, no solamente a empresas, sino también a particulares que quieran desarrollar algún emprendimiento, de manera especial en los sectores agrícola, industrial y de alimentos”.
–En otras palabras –aseveró luego–, en circunstancias normales, el Estado debiera ser un socio del sector productivo, en el sentido, no sólo de otorgar apoyo financiero, sino también técnico, pero resulta que se ha convertido en un enemigo de la producción y de la inversión.