ICOLT / El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, conversó este 19 de enero por teléfono con el presidente colombiano, Iván Duque, para expresarle su pesar por el atentado terrorista contra la Escuela de la Policía en Bogotá, y pidió al ELN que “frene todas sus actividades de terror” y libere a sus rehenes.
Es la misma petición que hizo un día antes el mandatario colombiano, quien además de poner fin al ya moribundo proceso de paz con el grupo guerrillero, lanzó una velada advertencia a Venezuela.
El gobierno venezolano ha salido al paso a las declaraciones que lo vinculan con el ELN. En la voz del presidente de la AN, Diosdado Cabello, negó cualquier implicación de Caracas y condenó el ataque. «Los lacayos del imperialismo señalan a Venezuela, no tenemos nada que ver en esa guerra», afirmó, coincidiendo con el mismo ELN, que en otras oportunidades se ha deslindado del chavismo.
Según un comunicado del Departamento de Estado de EEUU, Pompeo
apoya a Colombia en su esfuerzo por llevar ante la justicia a los responsables de este atroz ataque, mientras que Duque aseguró que redoblará la persecución a los guerrilleros.
También dijo, y no pasó debajo de la mesa, que denunciará a «cualquier Estado que brinde respaldo o permita la presencia de miembros de este grupo en su territorio», argumento que esgrimió este 19 de enero su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, al pedir a Venezuela que no acoja a miembros del ELN
En este escenario, la búsqueda de responsables del ataque no se limita al ELN, sobre cuyos líderes se libraron órdenes internacionales de captura, sino a quienes los «acojan» o «den refugio», y ahí es donde Venezuela sale salpicada.
Primero lo hace Colombia y ahora Brasil, gobiernos actualmente aliados a EEUU cuyo pronunciamiento al respecto es previsible.
Pero sobre la base de las pruebas, la situación es diferente. El fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, especificó que la fiscalía «no tiene en estos momentos elementos o evidencias materiales probatorias que permitan hacer un compromiso de responsabilidad transfronteriza».
Por su parte, el ministro de la Defensa, Guillermo Botero, declaró que «Mocho Kiko», uno de los responsables del atentado, estuvo en Venezuela en 2011 enseñando manejo de explosivos a guerrilleros refugiados en ese país pero que no hay evidencias que involucren a funcionarios venezolanos en el atentado.
La tensa calma reina
Mientras en Colombia el fantasma de la violencia acecha nuevamente, el gobierno de Duque revive una avanzada contra Venezuela que viene de la administración Uribe. No en vano él es consecuencia del segundo.
Las acusaciones no solo vienen del gobierno neogranadino. En declaraciones a la AFP, Ronald Rodríguez, investigador del observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario (Bogotá), sostiene que el ELN no solo tiene presencia en Venezuela, sino que ha expandido recientemente sus actividades en varios estados venezolanos con la benevolencia del chavismo.
Esto hace poco probable que mandos rebeldes puedan ser detenidos y extraditados en un proceso de cooperación, agrega el también internacionalista.
Por ese motivo, añade, Colombia podría tratar de llevar la situación «a escenarios multilaterales como la OEA, donde se reclame al Estado venezolano una acción concreta contra este grupo», considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
En ese sentido, OEA, EEUU, UE, los vecinos cercanos Colombia y Brasil y, por añadidura el Grupo de Lima, todos opositores al gobierno de Nicolás Maduro, podrían sumarse en una denuncia colectiva en su contra.
Venezuela sostiene que el Gobierno de Estados Unidos y Colombia hacen gestiones para realizar una intervención militar a su territorio. En el caso específico de Colombia, ha denunciado que en su jurisdicción se prepararan falsos positivos y se entrena a paramilitares para configurar un escenario que facilite la acción armada.
Un ejemplo de esos escenarios es el ataque a instalaciones colombianas perpetradas por «mercenarios» haciéndose pasar por funcionarios de la FANB, lo que generaría la acusación inmediata en su contra.