La escritura puede complementar la expresión emocional verbal y física a través de lo que conocemos como escritura terapéutica.
Esta herramienta puede formar parte de cualquier plan de tratamiento psicoterapéutico y puede ser muy interesante para algunas personas. Si bien exige un esfuerzo personal, puede resultar muy productivo y liberador.
Escribir puede ayudarnos a desbloquear algunas emociones asociadas a nuestros pensamientos, hacer más claras nuestras metas y deseos o ayudarnos a comprender situaciones que nos producen problemas con otros.
Escribir suele hacer que nos distanciemos de lo que vivimos y también que podamos otorgarle un sentido. Nos ayuda a considerar nuestras emociones de una manera más simple al sacarlas del interior de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Indicaciones
Llevar un diario personal. Realiza un recorrido por tus días con los acontecimientos que te resulten más importantes (de tu mundo tanto externo como interno).
Escritura libre. Deja que la mano escriba lo primero que se te ocurra, sin juzgarte ni censurarte, incluso si las frases no se llegan a completar o no te resultan coherentes.
Estimular el recuerdo. Haz una lista de varios recuerdos, tantos como quieras, comenzando por la frase “Me acuerdo de….” y dejando que la mente complete el resto, ya sea con recuerdos puntuales o anécdotas más elaboradas.
Comenzar a recordar a través de esta frase estimula la memoria y nos ayuda a capturar recuerdos que permanecían aparentemente olvidados.
Escribir sobre una situación o un incidente que te hace sentir mal. Hacer un análisis con todos los sentimientos y emociones que se le asocian, detallando lo que ocurre e intentando analizarlo de la forma más concreta posible. Puedes incluso plantear tentativas sobre posibles soluciones. / E. M
Con información de MenteaMente
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