Hasta nuestras oficinas de redacción se acercó la señora Aída Castillo, quien era la madre del joven Maikol Josué Loyo Castillo, el que contaba con 20 años de edad y estaba domiciliado en la calle 10 del barrio San Francisco, en Barquisimeto.
Explicó la dama que el motivo es su visita era el de “desmentir por completo la vinculación que han pretendido hacer de él los cuerpos policiales de la ciudad” con el robo y asesinato de un comerciante del barrio La Playa de Santa Isabel, ocurrido hace pocos días.
-Lo que yo quiero –enfatizó la dama- es limpiar el nombre de mi hijo, quien, de paso, fue vilmente asesinado sin motivo alguno, nada más porque a un grupo de individuos les vino en ganas.
Abundando en detalles, recalcó la dama que su hijo Maikol Josué no tenía ningún tipo de antecedentes policiales, ni vínculo alguno con sujetos de mala calaña.
-Por eso no entiendo –enfatizó- por qué motivo se le ha pretendido involucrar en ese vil señalamiento.
Valga destacar que el cadáver del joven hijo de la señora Aída Castillo fue encontrado totalmente desmembrado hace cinco días dentro de dos sacos, en la vía pública, en una calle del antes citado barrio Santa Isabel.
A propósito, quisimos conocer de la visitante si ya habían sido identificados el o los asesinos de su hijo; si había algún detenido con relación al caso, y si, además, se sabe el motivo por el cual lo asesinaron, y respondió:
-Mire: hasta donde yo sé, son diez los tipos involucrados en el hecho, de los cuales seis ya están detenidos.
-Y el motivo, para mí, fue que sencillamente ellos, los asesinos, le tenían ojeriza debido a que mi hijo no se juntaba con ellos.
-Precisamente, es que, siendo más “chamos”, Maikol Josué frecuentaba con ellos, pero, después, como vio que esas “juntas” no eran buenas, pues él se fue alejando de esos “amigos”, y ese alejamiento fue lo que a ellos nos les gustó.
-Y quiero decirle algo más: Mi difunto hijo acababa de concluir el bachillerato, y estaba ya sacando sus papeles para inscribirse y tratar de ingresar a un cuerpo de seguridad del estado aquí en Barquisimeto, pero sus asesinos se lo impidieron.
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Reinaldo Gómez
Foto: Archivo