Los riñones son órganos que trabajan sin descanso, todo el día, para mantener el cuerpo libre de sustancias que lo pueden dañar. Si los ayudamos, mediante el mantenimiento de hábitos sanos, realizarán sus funciones de forma adecuada por más tiempo.
Dentro de cada riñón se encuentra una inmensa cantidad de unidades funcionales llamadas nefronas. Se estima que en un ser humano adulto hay alrededor de 1 millón de ellas.
En el proceso de filtrado la sangre ingresa primero a un glomérulo, que retiene las moléculas grandes (proteínas). Luego pasa por la cápsula de Bowman, para un segundo filtrado, captando las sustancias de desecho que se derivan a los túbulos renales, recolectando minerales (como sodio y potasio), así como glucosa.
Finalmente, el material de desecho se diluye en los túbulos, mezclándose con urea y otros ácidos para formar la orina, que se almacena en la vejiga.
Además de filtrar los desechos, los riñones también realizan otras funcione, como:
- Controlar la presión.
- Mantener los niveles de acidez en sangre.
- Participar en la producción de glóbulos rojos.
- Producir hormonas: eritropoyetina, renina y calicreína.
- Activar una forma de vitamina D.
Hábitos para promover la salud renal
Ahora bien, así como hay factores de riesgo, existen factores de protección. En este orden de ideas, algunos hábitos sirven para promover la salud renal. Veamos cuáles son.
No fumar: entre los efectos del cigarrillo en el organismo cabe mencionar que se afecta el flujo sanguíneo en los órganos, incluidos los riñones, aumentando la presión y disminuyendo la oxigenación. También incrementa el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares.
Hacer ejercicio: cuando haces ejercicios te hidratas mejor, ayudando a promover la salud renal.
Mantener el peso: en las personas con sobrepeso los riñones tienen que esforzarse, pues hay más masa corporal para regular y mayor cantidad de desechos que filtrar.
Comer sano: hay alimentos que evitan la formación de cálculos, tales como las frutas y las verduras frescas, las legumbres, los cereales, los pescados, los frutos secos y el aceite de oliva.
Limitar ciertos productos: el alto consumo de proteína animal, de harinas refinadas, de grasas saturadas, de azúcar y de conservas (embutidos y enlatados) afectan la salud renal, pues son altos en sodio.
Evitar el exceso de sal: ya sea al cocinar o evitando los alimentos que la incluyen en exceso, un bajo consumo de sal puede disminuir los factores de riesgo asociados con problemas renales. Evita los alimentos procesados siempre que sea posible.
Controlar el azúcar: lo ideal es que no más del 10 % de las calorías diarias provengan del azúcar. Un nivel alto de este nutriente en la sangre afecta los vasos sanguíneos. Además, se debe recordar que la diabetes es el principal factor asociado con la enfermedad renal.
Beber agua: al mantenerte hidratado funcionan mejor los riñones, eliminando el exceso de sodio y las toxinas. La ingesta recomendada es de 2 litros diarios.