El Informador Venezuela tuvo el privilegio de vivir el movimiento fallero desde el interior de una de sus agrupaciones, la Falla San Vicente Padilla, Periodista Azzati, del pueblo valenciano de Enguera; y te traemos los detalles de esta fiesta reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Por: Saskia Luengo
Cuando uno ve noticias o lee sobre las Fallas de Valencia no alcanza a percibir lo coloridas, intensas y alegres que son esas fiestas. Es una semana en la que las calles de la ciudad se llenan de música, pólvora, color y alegría.
Días en los que los monumentos falleros son exhibidos en diferentes puntos de la ciudad, para ser quemados la noche del 19 de marzo, en una espectacular «cremà», en la que se lanzan fuegos artificiales que anuncian el fin de la fiesta.
Ser Fallero
Ser fallero hace gala del verdadero significado del verbo SER, la palabra que el español nos regaló para diferenciar lo existencial de lo circunstancial.
Y es que los falleros alternan con sus vidas de “civiles”, con sus estudios y trabajos, el prepararse para estas fiestas.
A la pregunta “¿cuándo comienzan a trabajar para llegar a estas fechas?” la respuesta es unánime: “todo el año”.
Son varias generaciones de las mismas familias, orgullosos de ser falleros, enalteciendo su cultura y haciendo de cada año uno más espectacular que el anterior.
Cada Falla construye y exhibe su monumento fallero, grandes figuras de cartón piedra, madera y otros materiales que representan figuras humorísticas o alegóricas. La Falla enguerina que nos acogió, la de San Vicente Padilla, Periodista Azzati, construyó un hermoso monumento que enaltece la importancia del cuidado del planeta.
Una fallera de la agrupación San Vicente Padilla, Periodista Azzati con Pilar Alventosa, enguerina que promueve el movimiento cultural Los falleros de San Vicente Padilla, Periodista Azzati El Monumento fallero de San Vicente Padilla, Periodista Azzati El Monumento fallero de la Falla San Vicente Padilla, Periodista Azzati
La Mascletá: explosión sublime
La Mascletá forma parte importante de las Fallas, cada tarde y durante 5 minutos se vive una serie de explosiones rítmicas y coordinadas en la Plaza del Ayuntamiento.
Miles de personas se congregan cada día para vivir un espectáculo que, más que visual, se convierte en una experiencia sonora y sensorial única, haciendo vibrar al cuerpo entero. Llama la atención el silencio conmovedor que hace la gente, frente al bullicio de las explosiones.
No todo es fiesta
De hecho, las Fallas de Valencia se celebran durante los días previos al equinoccio de primavera y culminan el 19 de marzo, Día de San José, patrón de la ciudad.
Además de enaltecer a su Patrono también forma parte de los rituales el que los falleros otorguen ofrendas a la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad.
Es el momento del desfile, durante dos días todos y cada uno de los falleros recorren las calles de la ciudad, guiados por su abanderado, amadrinados por las falleras mayores elegidas (una joven y una niña) y acompañados de sus respectivas bandas musicales.
Los falleros exhiben sus galas valencianas, con trajes alucinantes que se convierten en una especie de copo de nieve: todos lucen igual, pero ninguno se repite.
Las más vistosas son las falleras, cuyo traje consiste en una blusa blanca con mangas abullonadas, falda larga y amplia llamada «falda de vuelo» decorada con volantes; y una banda de seda que se coloca en la cintura, llamada «fajín». Además, las falleras llevan zapatos de tacón y se peinan con un moño alto adornado con flores.
Todas desfilan con un pequeño ramillete que servirá de hilo para bordar el manto de una virgen que los espera, en la Catedral de Valencia; y a la que todos sus devotos acuden emocionados y agradecidos.
¿Cómo nacieron las fallas?
El origen de las Fallas de Valencia se remonta al siglo XVIII, cuando los carpinteros de la ciudad comenzaron a quemar los restos de las herramientas y materiales, ya inútiles, celebrando la llegada de la primavera y el final del invierno. Con el tiempo, esta costumbre fue evolucionando hasta convertirse en la celebración que conocemos hoy.
En el siglo XIX se empezaron a construir las primeras figuras de cartón piedra que se quemaban en la calle, para celebrar el final del invierno. A principios del siglo XX, las Fallas se convirtieron en una fiesta más organizada y se comenzaron a construir los primeros monumentos falleros.
En la actualidad, las Fallas de Valencia son una de las fiestas más populares y conocidas de España, atrayendo visitantes de todo el mundo. La UNESCO declaró en 2016 a las Fallas de Valencia como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su valor como una expresión de la creatividad popular y de la identidad cultural valenciana.