Recuerdo que desde muy pequeña mi papá me demostraba su amor de diferentes maneras. En mi casa, esos tradicionales “roles” de madres y padres, no se cumplían. Y aunque en esos momentos no lo entendía, hoy me doy cuenta de lo afortunada que he sido.
Comenzaba yo en la guardería. Mi padre -por cierto, bastante joven- se levantaba muy temprano para prepararme teteros y merienda, y también para comenzar la ardua batalla de levantarme de la cama, batalla que en muchas ocasiones perdía y no le quedaba otra opción que vestirme dormida.
Así me lo cuenta entre risas quien considero el mejor cocinero del mundo, quien todavía me prepara ricos platillos cada vez que puede; y el que recuerdo como el mejor compañero de diversiones…, o más aún, como el cómplice de las aventuras más extremas, una pasión que compartimos.
Aunque sólo tenía siete años cuando él y mi mamá se separaron, su apoyo nunca me faltó. Siempre estaba para acompañarme a la escuela, al liceo y hasta a la universidad. Sus demostraciones de amor no han tenido límites.
Ese “buenos días hija, te amo” que me regala diariamente, me hace sentir como la niña chiquita cuyo padre nunca va a faltar. Es ese amigo que hace de todo: cocina, es chófer y consejero, asesor de negocios, amigo fiel…, es un superhéroe, ¡y es mi papá!
Esta es sólo una de las #HistoriasReales que publicamos hoy con motivo de este Día del Padre. ¿Ya leíste las demás? ¡Te conmoverán!
Historia: @naikary13 / FOTO: Serie padres en la calle, de @AngelZamb11