La venezolana Yulimar Rojas de 26 años es la primera mujer del salto triple con tres títulos mundiales al aire libre (outdoor) y tres iguales en pista cubierta (indoor), aunque reconoció que en el Mundial de Eugene en Estados Unidos este lunes 18 de julio no fue uno de sus mejores días pero cumplió.
De todas formas está complacida. «He dejado un buen registro. Sí es verdad que no lo siento de esa forma en que sentí el Mundial de Belgrado, que lo hice con un récord (15,74), pero es muy especial porque esta ciudad me trae muy buenos recuerdos”, indicó quien en esta oportunidad dejó marca de 15,47 y de paso se llevó la medalla de oro. Esta vez en Eugene no hubo récord mundial, pero sí un triunfo que la convirtió en tricampeona,
Sus dos anteriores mundiales al aire libre fueron en Londres 2017 (14,91) y en Doha 2019 (15,37). En los de bajo techo los completó en Portland 2016 (14,41), Birmingham 2018 (14,63) y Belgrado 2022 (15,74 récord mundial), incluso en 2020 fue elegida mejor atleta femenina del año por World Ahtletics.
DUDAS DE CÓMO REGRESARÍA
La caraqueña había generado incertidumbre o dudas de cómo regresaría en la antesala del Mundial, al perderse la Reunión de Atletismo del mes pasado en Madrid, debido a una lesión en el psoas ilíaco de la pierna izquierda.
“Vengo de una preparación corta. Me sobrepuse al tiempo, a la lesión, a lo que se interpuso en el camino para poder conseguirlo, y creo que este es un premio a la constancia, a la voluntad y a creer que sí se puede lograr esto que he alcanzado en este instante», expresó.
Después de la lesión prácticamente no habló con la prensa. Pero en la pista del Hayward Field fue más que expresiva. Y si en las semanas anteriores la había tapado un velo de misterio, lo único que la cubrió en la tarde soleada y ventosa, cuando hizo su arribo al carril de saltos fue la caperuza o la gorra de su sudadera.
MUY OVACIONADA
En cuanto se le presentó recibió una atronadora ovación, se descubrió la cabeza, dejó ver su cabellera teñida de oro, mientras más tarde se encargó de conseguir una presea que hiciera juego con ella: la dorada. Lo demás fue felicidad al lado de su entrenador cubano Iván Pedroso y su equipo.
Genuina/AP
Yulimar Rojas no pudo esconder la alegría de volver a obtener una presea dorada