El Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) registró en el primer cuatrimestre de este año, 58 femicidios consumados y 27 femicidios en grado de frustración en Venezuela. En promedio, en el país hubo una acción femicida cada 33 horas durante ese lapso.
Además, 30 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos y un niño presenció la muerte violenta de su madre. Nueve niñas fueron víctimas de femicidio infantil. De ellas, cuatro no llegaban a un año de edad.
El femicidio infantil es el asesinato de una niña (menor de 11 años) cometido por un hombre en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.
Las entidades que registraron mayor incidencia de femicidios consumados fueron Miranda con nueve casos; Zulia con ocho casos; y Distrito Capital con siete casos.
En cuanto a los femicidios frustrados, los primeros puestos los ocuparon: Zulia, cinco casos; Distrito Capital, Monagas, Carabobo, Bolívar y Barinas, tres casos en cada entidad; y Táchira, dos casos. Los entidades con más acciones femicidas consumados y frustrados son Zulia y Distrito Capital con 13 y 10 casos, respectivamente, según nota de prensa Cepaz.
Caracterización de las víctimas
De las 58 víctimas de femicidio consumado, 57 eran de nacionalidad venezolana. El 15,5 % eran niñas menores de 11 años y 13,8 % eran menores de cinco años. El 12 % eran adolescentes entre 12 a 17 años. En el 32,7 % de los casos se registraron víctimas en edades comprendidas entre 31 y 54 años.
Dos de las víctimas de femicidio consumado y una de femicidio frustrado eran funcionarias policiales activas. En el 12,1 % de los consumados hubo la participación de mujeres como coautoras o cómplices de la violencia .
Caracterización de los agresores
El 89,7 de los agresores de femicidios consumados son venezolanos. En uno de los casos, los agresores eran funcionarios policiales activos para el momento de los hechos.
En el 63,8 % de los hechos registrados durante los primeros cuatro meses del año 2024 no se reseñan las edades de los agresores. Uno de ellos tiene 15 años fue acusado del femicidio consumado de una adolescente de 13 años. El 25,9 % de los casos son agresores con edades comprendidas entre 23 y 47 años. En dos casos el agresor formaba parte de una organización criminal. Uno de los agresores de femicidio frustrado era un funcionario policial no activo y uno de los agresores tiene antecedentes penales.
Sobre la detención del agresor, el 37,9 % está en fuga, mientras que 43,1 % fueron aprehendido y 10,3 % murió en el contexto vinculado a los hechos. Cuatro ofensores se quitaron la vida después del hecho y dos los intentaron y no lo lograron. En los casos de femicidios en grado de frustración, la aprehensión de los ofensores alcanza el 74,1 %.
Vínculo relacional, modus operandi y motivación de los femicidios
En el 65,5 % de los casos, la víctima conocía al ofensor. Para los femicidios consumados, el 25,9 % de los casos refirieron vínculos de parejas o ex parejas (con o sin convivencia bajo el mismo techo). En tanto, el 20,7 % eran conocidos sin vínculo familiar y 19 % eran miembros de la misma familia.
Respecto a la aparente motivación de los hechos, 6,9% de las reseñas describen escenas de celos o alegatos de infidelidad femenina. El sentido de superioridad de género y la concepción de las mujeres como posesión son variables que se transmiten culturalmente y favorecen la violencia de los hombres hacia las mujeres.
El 1,7 % de las muertes ocurrió en medio de violencia obstétrica, que se refiere a las prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, en el ámbito público o privado, que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas. Por ejemplo, episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestesia, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva o innecesaria.
La decisión de culminar una relación, un detonante
Otra aparente motivación que fue reseñada en el 3,4% de los casos hace referencia a una acción femicida como consecuencia de la decisión de las víctimas de culminar la relación con el agresor. Otro 5,2% de los casos se registra el femicidio como resultado de disputas por cuestiones económicas.
Un 6,9 % de los casos levantados hace referencia a que la muerte violenta ocurrió en medio de ataque o violencia sexual..
Ámbito de ocurrencia y contextos femicidas
En cuanto al ámbito de ocurrencia, en 31 % de los casos las muertes violentas de mujeres por razones de género ocurrieron en el hogar; un 13,8 % en un lugar desolado; un 24,1 % en plena calle; y 6,9 % en un centro de atención médica.
Los contextos femicidas generales para los casos consumados pudieron establecerse solamente para 53,4 % de los casos, disgregados de la siguiente manera: 29,3 % fue femicidio íntimo; 8,6 % infantil; 6,9 % sexuales; 6,9 % familiar; 1,7 %, en contextos de delincuencia organizada. Estos últimos pueden emerger en el marco de la utilización del femicidio como mercancía, como producto de venganza entre bandas, o bien como respuesta a la desviación en relación a lo que se espera que sea el proceder de las mujeres.
Sobre la acción dirigida a causar la muerte violenta de la víctima, las cuatro acciones implementadas con mayor frecuencia fueron: acuchilladas, 22,4 %; baleadas, 17,2 %; golpeadas, 17,2 %; y asfixiadas y estranguladas, 8,6 %.
Al explorar el ámbito de ocurrencia de femicidios frustrados, encontramos que 55,6 % de los casos ocurrieron en el hogar, 18,5 % en plena calle. Las tres acciones implementadas con mayor frecuencia fueron: golpeadas, 51,6 %; acuchilladas, 28 %; y baleadas, 10,8 %.
Factores de riesgo
Sobre los femicidios consumados, en 5,2 % de los casos se observaron antecedentes de amenazas o daños físicos, que incluyen el anuncio verbal, o con actos, de la ejecución de un daño físico, psicológico, sexual, patrimonial, laboral, con el fin de intimidar a la mujer, tanto en el contexto doméstico como fuera de él. En 1,7 % de los casos aparecen episodios de violencia sexual, y en otro 1,7 % se documentó un historial de consumo de drogas del agresor.
Uso de armas en los femicidios
En el 17,2 % de los casos de femicidios consumados se utilizó un arma de fuego corta; en 22,4 %, fueron atadas de manos y pies, dado que la muerte se produjo a consecuencia de puños y patadas. En 29,3 % la muerte violenta fue producto del uso de un arma blanca o punzo penetrante. En el 3,4 % de los casos las muertes violentas se vieron involucradas con un vehículo automotor.
Para los femicidios frustrados, en 55,6% de los casos la muerte violenta fue producto de la utilización de un arma blanca o punzo penetrante. En 14,8%, los femicidios frustrados presentaron como mecanismo de comisión la utilización de las propias manos y pies del agresor. Mientras que en 7,4% de los casos se utilizó un arma de fuego corta.
Denuncia previa y testigos
Solamente en uno de los 27 casos de femicidios frustrados se da cuenta de la existencia de una denuncia previa por violencia de género interpuesta por la víctima contra el agresor. Acerca de los testigos, en 72,4 % de las reseñas periodísticas no se hace referencia a la presencia de testigos de los femicidios consumados, mientras que en 19 % de los casos en grado de frustración los testigos fueron familiares y amigos de la víctima.
Son mujeres, no números
Como se ha venido alertando desde la creación del Observatorio Digital de Femicidios, detrás de estos casos documentados hay mucho más que cifras, está el rostro de una mujer que ha sido víctima de un agresor y de un Estado que no ha dispuesto un marco de acción efectivo que permita prevenir este delito. Son mujeres, no números.
La comprensión de la violencia contra las mujeres debe traducirse no solo en visibilizar el hecho o establecer una estadística sobre un delito, que si bien no debe ser subestimada, requiere una acción mucho más profunda para prevenirlo. Es necesario un análisis vinculado a la ocurrencia del femicidio, sus caracterizaciones y/o consecuencias ya que esto permite ampliar el marco de acción para su prevención.
A pesar de lo anterior, en Venezuela desde el año 2016 no existen datos oficiales que permitan establecer las tasas de femicidios, por cuanto no se lleva a cabo un registro género sensitivo, ni tampoco se identifica o se profundiza en el contexto bajo el cual las mujeres han sido víctimas de este delito y sus consecuencias.
AC