Lázaro Aranguren.- Indudablemente que el incremento de accidentes de tránsito con saldo de lesionados, muertes y daños materiales ocurren principalmente por la distracción de hablar por celular mientras se conduce. Pero la situación más grave es cuando quienes ejercen la autoridad y deben velar por el cumplimiento de la ley, no se preocupan de ello: Por el contrario se constituyen en “ modelos a seguir” para otros choferes. Ese fenómeno causa preocupación, pero nadie entiende que la mayoría de accidentes con fatales consecuencias ocurren por distracción.
Quien conduce un vehículo y habla por celular, quita la vista de la vía, es decir incurre en una distracción visual, su mente se centra en la persona con quien habla y aparta su mente de la carretera, además quita la manos del volante. Al estar ajeno a la situación no percibe la presencia de peatones, ciclistas y obstáculos de la vía por lo cual su reacción es tardía o no tiene.
En calles y avenidas de Barquisimeto es común ver a civiles y uniformados en plena violación de las leyes de tránsito.
Ante los cambios de luz o señales en semáforos, no reaccionan a tiempo, parecieran ser aprendices de manejo al no respetar la prioridad en las intersecciones o cruces, desconoce la utilización de luces para cruces o paradas, frenan de improvisto, parecieran no conocer formas para ceder el paso a otro vehículo aparte de hacer giros en U o inapropiados.
El caso es que la Ley del Monte o Ley de la Selva impera en el tráfico de Barquisimeto con la utilización del celular al conducir. Para colmo las autoridades son un mal ejemplo a imitar. Aquí cabe a conseja de: La ley entra por casa.