La imagen de Claudio Fermín, Timoteo Zambrano y Felipe Mujica es triste. Lo es porque describe el ocaso político, y sobre todo moral, de tres dirigentes que alguna vez tuvieron cierta presencia y respetabilidad dentro de la sociedad venezolana.
Por ejemplo, Claudio Fermín quien fue candidato presidencial, alcalde de Caracas, y fungió en diversos cargos de importancia nacional, en este momento quedó como segundero, como tonto útil de los planes de aquellos que usurpan el poder en Venezuela.
Timoteo Zambrano, quien ha ocupado una curul en la Asamblea Nacional, después de su salida de Acción Democrática ha realizado un amplio periplo de organizaciones política pasando por Alianza Bravo Pueblo, Un Nuevo Tiempo, su rápida pasantía por ProCiudadanos, para luego fundar Cambiemos Movimiento Ciudadano, termina ahora siendo esquirol del régimen de Nicolás Maduro.
Por su lado, Felipe Mujica, en resumidas cuentas es el más leal en su ideología. Sí, él viene de militar en la Juventud Comunista y dentro el Movimiento Al Socialismo (MAS), que fue uno de los primeros partidos que apoyaron al finado en su llegada al poder en 1998. Si somos justos, él es el menos inmoral, ya que sigue la misma línea de acción de toda su vida.
Sin embrago, estos señores que en otros tiempos merecieron la consideración, por lo menos, de la opinión pública nacional, hoy son concebidos como el reductivos de la ética en la política, como lo más bajo en la vileza de la sociedad venezolana.
Su Mesa de Diálogo con el régimen, a espaldas de los venezolanos, es un burdo intento de engañar a la opinión pública internacional, de tratar de manipular y confundir, y sobre todo de dividir a quienes estamos en plena lucha por la liberación de Venezuela.
El país entero siente vergüenza por estos tres mosqueteros de la infamia, por estos tres personajes que a pesar de su dilatada trayectoria pública pasaran al recuerdo de la memoria nacional como traidores al deseo de libertad de los venezolanos.
No obstante, por encima de la pena ajena que sentimos, el objeto que nos debe seguir moviendo a cada uno de los venezolanos es el deseo de luchar por una mejor Venezuela, por un país de todos los derechos para todas las personas.
Allá aquellos que no les importa el dolor de los venezolanos, allá aquellos que solo velan por sus intereses personales. Allá aquellos que salen a servir de trampolín para que la usurpación continúe haciéndole daño a 30 millones de venezolanos.
Allá ellos, nosotros acá tenemos el deber de continuar apoyando al presidente Juan Guaidó, y a la transición venezolana para alcanzar definitivamente el cese de la usurpación y el rescate de la institucionalidad venezolana.
Sí podemos alcanzar la meta, y la alcanzaremos. Venezuela será libre a pesar de los obstáculos y de las vicisitudes.
Williams Caballero López / @wcaballerolopez