El Mobiliario Urbano como Memoria Histórica
La Agenda 2030, nos señala el afianzamiento de la identidad de los pueblos, que ha sido aprobada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de los objetivos de desarrollo sustentable, donde la escuela se erige como epicentro del desarrollo social, en busca de la territorialización de la gestión educativa, donde la educación bolivariana y robinsoniana como factor liberador y transformador, incide en la realidad geográfica que matiza la geohistoria.
Estas apreciaciones programáticas vigentes en nuestros días, son completamente coherentes con el concepto “Identidad Cultural Venezolana” que aparece en la Ley Orgánica de la Cultura (2014), que expresa entre otras cosas: “…son las múltiples formas de conocernos, reconocernos, expresarnos y valorarnos; el sentido de pertenencia al pueblo venezolano, la significación social y la persistencia del ser en la unidad, a través de los múltiples cambios sociales, económicos, políticos e históricos; son elementos de la identidad cultural la unidad en la diversidad, memoria colectiva, la conciencia histórica y la organización social…”
“ Las múltiples formas de conocernos, reconocernos, expresarnos y valorarnos, (…) a través de los múltiples cambios sociales, económicos, políticos e históricos (…) son elementos de la identidad cultural (…) la memoria colectiva y la conciencia histórica…”
Por otra parte, el referido instrumento jurídico igualmente acota con respecto a la “Cultura Venezolana”: “…son las múltiples expresiones a través de las cuales el pueblo venezolano se concibe a sí mismo e interpreta al mundo, establece sus relaciones humanas con el entorno creado, la naturaleza, su memoria histórica, su sistema de valores y sus modos de producción simbólica y material; todo lo cual resalta la condición multiétnica, intercultural, pluricultural y diversa del pueblo venezolano en su conjunto…”
“…Múltiples expresiones a través de las cuales el pueblo venezolano se concibe a sí mismo e interpreta al mundo, establece sus relaciones humanas con el entorno creado (…) su memoria histórica (…) sus modos de producción simbólica y material (…) todo lo cual resalta la condición (…) del pueblo venezolano en su conjunto…”
Ciertamente, la coherencia es perfecta entre los postulados de la adecuación de la Agenda 2030 de la UNESCO por parte del Ministerio del Poder Popular para la Educación, a través de la instrucción bolivariana y robinsoniana, donde está presente la realidad geográfica de cara a la geohistoria, donde las comunidades incluyen “…los usos, costumbres, mecanismos y medios materiales de autogobierno comunal…” y en los usos y costumbres, están las representaciones simbólicas que iconográficamente constituyen los elementos a través de los cuales se conocen y reconocen a sí mismos, como miembros de una colectividad, precisamente mediante esos elementos materiales fruto del entorno creado a través de los múltiples cambios sociales, económicos, políticos e históricos, que en el caso que nos ocupa en la entrega de hoy, son los postes de concreto armado de la Plaza Padre Wohnsiedler, ubicada en el ángulo sureste de la carrera 16 con la calle 29.
Se ha esgrimido, que la Plaza Padre Wohnsiedler no está en el Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano, lo que no deja de ser una verdad a medias, pues en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano, aparece “Juan Pablo Wohnsiedler Morán”. Ahora bien, si la única representación simbólica material de la figura del Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler, es la Plaza Padre Wohnsiedler, ¿cómo podría valorarse esta?, sino como una de las múltiples formas de conocernos y reconocernos como comunidad, que durante setenta y un años se ha identificado con ese segmento urbano de ornato público de muy antigua data, que desde el 14 de septiembre de 1952, se erige como Plaza Padre Wohnsiedler.
Los asuntos en materia cultural, no son tan simplistas, en la interpretación técnico-jurídico de la norma reguladora, ya que inciden una serie de apreciaciones valorativas que son muy subjetivas, entre las diversas y controvertidas nociones conceptuales que gravitan en este complejo universo. Ante esta conflictiva situación, cobra una fuerza decisiva la opinión del colectivo afectado, de la gente de a pie, del pueblo, del soberano, quienes se encuentran enardecidos con la injustificada demolición de estos postes de concreto armado que durante más de siete décadas forman parte de su iconografía urbana y más para ser sustituidos por unos de inferior calidad, cuya perdurabilidad en el tiempo, evidentemente será efímera.
Este aspecto, nos muestra el eterno conflicto entre el “Derecho” y la “Justicia”, donde las Ciencias Jurídicas nos señalan doctrinariamente que ante esta disyuntiva, prevalece la justicia sobre el derecho en beneficio del interés común, en este caso de una colectividad que fue despojada de un elemento del mobiliario urbano que formaba parte insoslayable de su entorno tanto afectivo como material, pues no hubo justificación para la demolición de estos postes.
Una vez más, resaltó la eterna escusa simplista, “en nombre del progreso”. ¿Cuál avance será ese que sustituye un elemento de sólida estructura, que en perfectas condiciones cumplía con su función, por otros de inferior calidad, que por el diámetro de su estructura el calibre de su metal, obviamente tendrán una corta existencia?, nos gustaría saber, ¿qué mejora es esa?
La Plaza Miranda, en la intersección de la carrera 15 con la calle 60, se le intentó hacer los mismo, pues esta también tiene los mismos postes de concreto armando, ya que también se inauguró en 1952 y la comunidad salió a la defensa de ese patrimonio de ellos, la plaza con todos los elementos que la conforman, entre ellos los postes de concreto armando y hubo que respetar la voluntad popular y dejarlos intactos allí. De igual forma la Plaza Rafael González pacheco, conocida en el imaginario popular como Plaza San Juan, desde 1945 luce sus postes de concreto que asemejan la Torre Eiffel y desde 1952 la Plaza Macario Yépez en otro diseño más sencillo luce sus postes de concreto armado también desde 1952, cuya luminarias han sido sustituidas en varias oportunidades, pero su estructura sigue allí flamante.
Los postes de concreto se comenzaron a fabricar a principios del Siglo XX por medio de la tecnología que utiliza concreto y acero de alta resistencia y que les da a los postes mayor durabilidad, menor peso y mayor confiabilidad, la cual se fue desarrollando alcanzando estándares de magníficos atributos técnico para 1952, en que se construyeron bajo las estrictas normas del Ministerio de Obras Públicas, en cuyos laboratorios se hacían las pruebas de resistencia del concreto.
El Artículo 12 de la Ley Orgánica de la Cultura, dice que hay que poner en uso social del Patrimonio Cultural, ¿cómo identificamos el Patrimonio Cultural?, si nos borra la memoria histórica, con base a la cual se fundamenta la conciencia histórica, que a su vez sustenta el sentido de identidad y de pertenecía, que en cualquier parte del globo terráqueo sustenta la soberanía de un país. Subestimar la voluntad popular, es quizás uno de los más grandes y graves errores, se pasó por encima de una comunidad, porque era una orden de EMICA y punto. La colectividad de este sector de la ciudad de Barquisimeto ha quedado con una herida y con la imagen tatuada en sus memorias, de la demolición injustificada de estas obras de arte, que eran esos postes de concreto armado, pues no hay excusa que sustente los motivos de esta afrenta al pueblo, a su memoria histórica, a su manera de conocerse y reconocer a través de la representación simbólica y material que con estos elementos del mobiliario urbano se identificaban.
Los elementos urbanos identifican una ciudad y a través de ellos podemos conocer y reconocer las ciudades. Llegan a definirse como una parte constituyente del ADN de la identidad de una ciudad. El diseño de un mobiliario urbano debe responder y adecuarse a los espacios, coloridos y los usos que la sociedad demanda, de acuerdo a los parámetros académicos y ello es una tarea muy comprometida. ¿Dónde queda la sociedad democrática, participativa y protagónica? a la que se refiere la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El Constitucional 5 de nuestra Carta Magna dice que, los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
El Dr. Freddy Zambrano, en su obra “Constitución de 1999 Comentada”, señala que en este tipo de delito, su agravante se centra, en el hecho que con la destrucción de la memoria histórica, se le niega, se le impide, se le cercena a las generaciones presentes y futuras su derecho al acceso a ese elemento constitutivo del imaginario colectivo. Este empoderamiento natural que fruto del entorno creado desde 1952, tenía esa carga simbólica amalgamada a lo largo de más de 70 años, eran esos postes de concreto armado de una calidad y solides incuestionable, de una estética ornamental fruto de una época y por tanto, constituían igualmente testimonio significativo de un momento económico, político y social.
Es realmente lamentable, que luego de unos trabajos de rehabilitación y conservación del Santuario Eucarístico La Paz tan bien hechos, estos hayan sido enlodados con la demolición injustificada, de los postes de concreto armado de la Plaza Padre Wohnsiedler, que desde 1952 los lucía con orgullo para ufanía de su colectividad, como piezas de singulares y artísticos diseños concebidas para el ornato urbano a cielo abierto y por tanto fabricadas para tal fin.
Barquisimeto, domingo 19 de noviembre de 2023
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