El Gobierno de Brasil declaró el lunes 19 de junio «libre de minería ilegal» la golpeada tierra indígena Yanomami, la mayor del país, tras desplegar los últimos meses un megaoperativo para poner fin a las actividades ilícitas en esa vasta región.
«El territorio Yanomami está libre de minería ilegal», anunció el Ejecutivo de Luiz Inácio Lula da Silva en sus redes sociales.
Según datos de la Policía Federal, las alertas de deforestación vinculadas a la minería han bajado de forma drástica desde principios de año hasta no registrarse ninguna en la primera quincena de este mes de junio.
«En abril hubo 19 alertas; en mayo, 10; y ahora, hasta el 15 de junio, no se registró ninguna alerta», señaló la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia en su perfil oficial de Twitter.
En enero pasado, en una de sus primeras medidas tras asumir el poder, el presidente Lula declaró el estado de emergencia sanitaria en la tierra indígena Yanomami, que se encuentra entre los estados de Amazonas y Roraima, fronterizo con Venezuela, ante los crecientes casos mortales de malaria y desnutrición.
El mandatario, que asumió el poder el 1 de enero, responsabilizó del «abandono» de los yanomamis a los cuatro años de gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), defensor de la minería y la explotación de madera en tierras indígenas.
Según datos oficiales, 99 yanomamis de entre 1 y 4 años de edad murieron en 2022 como consecuencia de desnutrición, neumonías o diarreas vinculadas con el «avance de la minería ilegal en la región», que contamina ríos y destruye la selva amazónica.
El Gobierno de Lula movilizó entonces fuerzas policiales y personal sanitario para revertir la crisis humanitaria entre los yanomamis y expulsar a los alrededor de 20.000 mineros ilegales que se estimaba que actuaban en la zona.
La acción, que contó con el apoyo de las Fuerzas Armadas, permitió destruir decenas de campamentos clandestinos y la aprehensión de embarcaciones y aeronaves que servían para el desarrollo de esas actividades ilícitas.
No obstante, muchos de esos mineros clandestinos se han desplazado a otros puntos de la Amazonía brasileña también ricos en metales y minerales valiosos para continuar con sus labores, de acuerdo con investigaciones de las autoridades brasileñas.
La reserva indígena Yanomami es un vasto territorio de casi 10 millones de hectáreas y donde viven unas 30.000 personas, según datos oficiales.