El cierre de las fronteras terrestres y fluviales ordenado por Colombia ha llevado a muchos venezolanos a retomar el cruce por ríos y los improvisados pasos, o trochas, que se extienden a lo largo de la línea fronteriza entre ambos países.
Colombia adoptó el cierre fronterizo como medida preventiva ante el paro nacional convocado para el jueves 21-N contra el Gobierno de Iván Duque.
La medida un esfuerzo por impedir la posible infiltración de extranjeros en la jornada de protesta nacional, y que el Gobierno teme desencadene en actos de violencia y vandalismo, anunció la autoridad migratoria.
El cierre fronterizo rige desde el miércoles 20-N a primera hora hasta viernes 21-N en la mañana en 12 puestos de control migratorio en las fronteras con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela, dijo el director de Migración Colombia, Christian Krüger.
“El Gobierno nacional, con el ánimo de garantizar la tranquilidad de las marchas el próximo jueves 21 de noviembre, ha tomado la decisión de cerrar las fronteras terrestres y fluviales, son 12 puntos de ingreso y de salida de nacionales y extranjeros”, explicó el funcionario.
“Esta es una medida que pretende evitar que extranjeros ingresen al territorio nacional con el ánimo de alterar el orden público y la seguridad”, agregó Krüger.
Rechazo a Duque
Las marchas convocadas por estudiantes, sectores de la izquierda y sindicatos buscan rechazar medidas como una reforma laboral y otra a las pensiones que aseguran están impulsando el Gobierno del presidente Iván Duque, quien lo ha negado repetidamente en un intento por desactivar la jornada de paro.
El Gobierno colombiano teme que la protesta desemboque en actos de violencia y en disturbios como los que se registraron en las últimas semanas en ciudades latinoamericanas como Quito, Santiago de Chile y La Paz, en medio de la agitación política que se ha registrado en esas naciones.
Las autoridades expulsaron en las últimas semanas a 15 extranjeros, la mayoría venezolanos, que presuntamente planeaban participar en la protesta y cometer actos de violencia.
Recientes marchas y concentraciones de estudiantes en ciudades como Bogotá terminaron en actos de vandalismo que incluyeron ataques a la Policía Nacional, destrucción de locales comerciales y sucursales bancarias, así como de estaciones del sistema de autobuses.
Agencias