Como una iniciativa para la divulgación del pasado prehispánico del municipio Palavecino, del estado Lara, se llevó a cabo un conversatorio en el Ateneo de Cabudare, para ampliar los conocimientos sobre las culturas aborígenes que poblaron el hoy territorio palavecinense.
Miguel Aguilar, encargado del ateneo, recalcó la necesidad de diversificar la información sobre las culturas prehispánicas asentadas al sur de la capital barquisimetana, en tanto «conocer la importancia de nuestro patrimonio arqueológico es parte fundamental de la memoria e identidad de los pueblos”.
La primera exposición estuvo a cargo del cronista de la parroquia Agua Viva, José Sotillo, quien hizo énfasis en la localización, desde 1997, de yacimientos mortuorios, sitios de permanencia, petroglifos, entre otras realidades, los valles del Turbio y en las serranías vecinas al parque nacional Terepaima. Mencionó el estudio sobre el vocablo “Terepaima”, derivativo a “Atapaima”, flor que abunda en todo el extremo norte de la geografía del parque nacional.
Joan Morón describió sus andanzas en el extinto grupo de excursionismo que, en 1992, hizo el primer avistamiento -incluso reportado gráficamente por esta misma casa editora- del llamado “petroglifo de Terepaima”. Recordó todas las vicisitudes que los llevaron a reencontrarse con este vestigio o monumento arqueológico.
El antropólogo Félix Alberto Gil, dio una versada exposición de las culturas indígenas que poblaron, en gran medida, el centro occidente de Venezuela. Explicó los códigos o significados que poseen los petroglifos. En el caso de los hallados en Palavecino, además de poseer figuras geométricas un tanto curiosas, quizás su data se remonte a 3.000 años de antigüedad.
Los asistentes se comprometieron a organizar más encuentros como este, en otras locaciones, y se planteó la urgió la necesidad de elaborar un material audiovisual, por parte del ateneo, para proyectarlo el año entrante.
Con información y foto de José Sotillo
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