Este lunes 19 de diciembre se cumplieron 40 años de lo que tal vez ha sido la mayor tragedia colectiva venezolana causada bien sea por accidente, por descuido, por imprudencia o por causa fortuita.
Y decimos que ha sido la mayor tragedia colectiva venezolana, tanto por la cantidad de daño humano causado: 154 personas muertas y alrededor de 300 lesionadas, como por sus consecuencias en materia económica: centenares de millones de bolívares en daños materiales.
Ello tuvo lugar el día domingo 19 de diciembre de 1982 en la planta termoeléctrica “Ricardo Zuloaga”, que pertenecía a la para entonces existente empresa Electricidad de Caracas.
Dicha planta estaba ubicada en el sector Arrecifes de la población de Tacoa, en el entonces Departamento Vargas del también para entonces Distrito Federal.
Entre los fallecidos, por cierto, se cuentan nueve periodistas de varios medios de comunicación social capitalinos que, precisamente, dieron su vida en la cobertura informativa de este lamentable hecho.
El suceso
Era el amanecer de la fecha antes indicada (probablemente las 6:20 de la mañana), cuando el barco petrolero “Murachi”, perteneciente a la empresa petrolera Lagoven, filial de Petróleos de Venezuela, S. A. (Pdvsa), se disponía a descargar en la planta unos 16.000 litros de fuell-oil, combustible necesario para activarla.
Al momento, sin embargo, uno de los obreros aparentemente se percató de que había en el tanque un punto sobrecalentado.
De manera imprudente, este obrero habría abierto la escotilla de ese tanque, lo que permitió la inmediata entrada de aire, aire que, al contacto con el calor, ocasionó que surgiera una llamarada que, de inmediato, se extendió a todo el tanque, que estaba signado con el número 8.
Esto originó en el acto, a eso de las 6:30 de la mañana, la primera de las dos explosiones que se produjeron, lo cual desató una inmensa bola de fuego que acabó en el acto con la vida de los obreros allí de guardia, unos 11 en total.
La alarma
De inmediato, por supuesto, se dio la alarma a las autoridades competentes, tras lo cual acudieron al lugar bomberos de Caracas, bomberos marinos del puerto de La Guaira y bomberos aeronáuticos del Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar”, de Maiquetía.
A medida que avanzaba la mañana, se fueron sumando al combate contra las llamas bomberos del entonces Distrito Sucre y efectivos de Defensa Civil, Guaria Nacional y Policía Metropolitana.
Pero también se hicieron presentes técnicos de PDVSA y de la Electricidad de Caracas, así como igualmente decenas de voluntarios, pero también hicieron su aparición periodistas y camarógrafos de diferentes medios de comunicación social, tanto hablados como impresos, que habían acudido a cubrir la catástrofe.
De éstos, fallecieron los periodistas Carlos Moros y Salvado Veneziano, de “El Universal”; María Adela Russa y sus dos asistentes, de Venezolana de Televisión; José Machado, de Venevisión, asistente, y Richard Méndez y Jorge Liota, de Radio Caracas Televisión.
Este grupo de comunicadores sociales murió en la segunda explosión, que tuvo lugar a eso de las 12:40 del mediodía, cuando parecía que ya todo estaba bajo control, y, por esa razón, tanto los periodistas como muchas de las personas que allí estaban se acercaron al pozo cuyo fuego ya estaba supuestamente controlado.
El informe
En el informe que presentó un año después la comisión especial que se designó para investigar la causas de la tragedia, “para que se produjera la explosión e incendio, fue necesario que se acercase a la mezcla una llama abierta, vale decir de fósforo, de yesquero, etc., pero se desconoce el origen de esa llama, aun cuando uno de los operarios de guardia era fumador, y, a esa hora, la visibilidad era escasa”.
Muchos de los que salvaron sus vidas lo hicieron fundamentalmente porque corrieron despavoridos ante la segunda explosión. No obstante, entre éstos que se salvaron, hubo también muchos que resultaron con quemaduras de distinta consideración.
Sin embargo, 40 años después, hasta donde tenemos conocimiento, todavía no se han establecido quién o quiénes fueron los responsables de esta espantosa catástrofe, como lo mencionamos antes, que enlutó para ese momento prácticamente a todo el país.
Reinaldo Gómez
Con información de portal Prodavinci