Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, demostraron que incluir el azúcar en la dieta podría alterar la microbiota, eliminando así la protección que desencadena una serie de eventos que pueden aumentar el riesgo de obesidad, diabetes y otras enfermedades metabólicas.
El consumo de azúcar está aumentando cada vez más en la población mundial, sobre todo en la occidental. Los investigadores recalcan que, aunque ya se sabía que llevar una dieta alta en grasas y azúcar promueve la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes, se desconocía cómo este tipo de dieta inicia los cambios que generan daños en la salud.
La investigación, que se ha publicado en la revista Cell, analizó los efectos de la dieta de estilo occidental ‒alta en grasas y azúcar‒ en el microbioma intestinal y en la salud general de un grupo de ratones durante cuatro semanas. Tras ese periodo, los animales presentaron rasgos de síndrome metabólico, como resistencia a la insulina, aumento de peso e intolerancia a la glucosa.
Además, los autores observaron que los microbiomas intestinales habían cambiado de manera radical, reduciéndose las bacterias filamentosas segmentadas propias de roedores, pollos y peces, que son cruciales para su buena salud, y el aumento de otras nocivas.
La bajada en la cantidad de bacterias filamentosas redujo la cantidad de células inmunitarias Th17 en el intestino, y estas células Th17 se descubrieron que eran clave para prevenir enfermedades metabólicas, diabetes y el aumento de peso.
“Estas células inmunitarias producen moléculas que ralentizan la absorción de los lípidos malos de los intestinos y reducen la inflamación intestinal. El azúcar elimina las bacterias filamentosas y, como consecuencia, las células protectoras Th17 desaparecen. Cuando alimentamos a los ratones con una dieta alta en grasas y sin azúcar, retuvieron las células Th17 intestinales y estaban completamente protegidos contra el desarrollo de obesidad y prediabetes, a pesar de que consumían la misma cantidad de calorías”, explica Ivalyo Ivanov, principal investigador del estudio.
No obstante, la eliminación posterior del azúcar en la dieta no fue efectiva en todos los ratones, pues los que ya no contaban con bacterias filamentosas desarrollaron igualmente obesidad y diabetes. Esto podría indicar, según los autores, que las intervenciones dietéticas podrían funcionar solo en aquellos que tienen ciertas poblaciones bacterianas en su microbiota intestinal. S