Procedente de Barranquilla, había arribado a Santa Marta el 1ro de diciembre de 1830, alojado en la Casa de la Aduana. El día 6 llegó a la hacienda-ingenio San Pedro Alejandrino, propiedad igualmente del ciudadano español Don Joaquín de Mier y Benítez. Bolívar estaba cansado de tantas alabanzas y calumnias. El doctor francés Alejandro Próspero Reverend, al atenderlo por primera vez, diagnosticó: “Cuerpo flaco, voz ronca, digestión laboriosa, tos con esputos… las frecuentes impresiones denotan padecimientos morales”.
El día 10 recibió los auxilios religiosos suministrados por el obispo de Santa Marta, monseñor José María Estévez, en horas nocturnas dictó el Testamento y su Última Proclama era su deseo que lo enterraran en Caracas; hubo que esperar doce años para que se cumpliera su voluntad. El 17 de diciembre pasada la una de la tarde entrega su alma al Supremo Creador.
En horas de la tarde y parte de la noche Reverend, realizó la autopsia en un espacio improvisado al lado de la cocina de la hospitalaria casa de campo; el corazón lo colocó en un pequeño cofre el cual fue enterrado junto al cadáver en la Catedral de Santa Marta, actualmente se encuentra desaparecido. El Dr. Reverend solicitó al general José Laurencio Silva nacido en Tinaco, una camisa, al decirle que Bolívar ni fallecido merece una camisa rota.
El primer traslado: se realizó el 17 en la noche desde la hacienda San Pedro Alejandrino hasta la Casa de la Aduana; durante dos días el pueblo le rindió un sentido homenaje;
El segundo traslado: se ejecutó desde de la Casa de la Aduana, hoy Museo Nacional, hasta el panteón de la familia Díaz Granados en la Catedral de Santa Marta, allá estuvo nueve años, único sitio donde permaneció enterrado.
El tercer traslado: ocurrió a consecuencia de un movimiento sísmico que agrietó la bóveda en mayo de 1834; Don Manuel Ujueta, con el permiso respectivo, llevó el cadáver hasta su casa ubicada a una cuadra de la Catedral, durante tres días con dinero de su peculio, preparó una nueva bóveda ubicada cerca del altar y ejecutó el cuarto traslado; allí permaneció durante tres años.
Quinta movilización: El 30 de abril de 1842, el presidente José Antonio Páez, decretó el regreso a Venezuela de los restos del Padre de la Patria. Ocurrió el 22 de noviembre de 1842 desde Santa Marta en la corbeta “Constitución” al mando del capitán de navío Sebastián Boguier. Llegó al puerto de La Guaira el 13 de diciembre.
La sexta movilización: sucedió con la llegada de los restos desde el buque hasta el puerto de La Guaira, la parada militar la comandó el general, ya anciano Juan Uslar. Los restos pernoctaron en la iglesia del puerto.
La séptima movilización: se realizó desde La Guaira hacia Caracas a través del camino de los españoles hasta la iglesia de la Santísima Trinidad donde pernoctó, casualmente la Santísima Trinidad es la devoción de la familia Bolívar, de allí el nombre del Libertador: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad.
El octavo movimiento: se llevó a cabo el 17 de diciembre de 1842, cuando fue trasladado en imponente manifestación de duelo popular hasta la iglesia de San Francisco.
La novena movilización: ocurrió el día 23 de diciembre de 1842, cuando es llevado hasta el panteón de la familia Bolívar en la Catedral de Caracas, allí están enterrados los restos de sus padres y su esposa; en la Catedral
El décimo traslado: sucede el 28 de octubre de 1876, (día de San Simón), cuando el presidente, el general Antonio Guzmán Blanco, convirtió la iglesia de la Santísima Trinidad en Panteón Nacional, Altar de la Patria. Ese día ingresaron los restos al Panteón nacional
El undécimo traslado: se realizó en 1930, durante la presidencia del doctor Juan Bautista Pérez, cuando se ejecutó una remodelación interior al Panteón Nacional, se colocaron los restos en una urna artística construida por el escultor español Chícharo Gamo.
Y el duodécimo y último traslado se realizó al nuevo mausoleo construido especialmente para el Padre de la Patria, contiguo al Panteón Nacional inaugurado el 17 de diciembre del 2013.
Nuestro Libertador, Padre de seis naciones, tiene un templo en el corazón de todos los hombres de buena voluntad.