El Clan del Golfo, la mayor banda criminal de Colombia, ofreció este jueves al presidente electo del país, Gustavo Petro, un alto el fuego condicionado a que sus miembros no vayan a la cárcel, y que incluya a los presos en el exterior que «tengan el compromiso honesto» de «esclarecer la verdad».
En una comunicación difundida por el grupo, y firmada por más de 30 organizaciones criminales, entre ellas Los Rastrojos, Los Caparros o Los mexicanos de Quibdó, el Clan del Golfo hace referencia al «momento histórico» que vive Colombia «en el que por primera vez llega a la dirección del país un presidente de izquierdas».
«No podemos ser indiferentes al clamor del pueblo colombiano y al pensamiento de su presidente electo democráticamente, para entre muchas cosas lograr la tan anhelada ‘paz con justicia social’», reza el escrito, en el que proponen «ser parte activa de este proyecto», sin mencionar el asesinato de numerosos policías que han cometido en las últimas semanas en el país.
Para esto, se muestran abiertos a «coordinar un cese al fuego contra la institucionalidad a partir del 7 de agosto», día en que tomará posesión Petro, a desarmarse «en el momento indicado» y a «pedir perdón» aportando «verdad total e integral», algo que vendría de la mano de «reparar y, sobre todo, no repetir los actos criminales».
Pero esta voluntad de parar sus actividades criminales viene acompañada de una petición al Estado: «el país se debe reconciliar y, en la medida de lo posible, nadie debería llegar a la cárcel, pues está comprobado que… no cumple con los fines de resocialización».
La propuesta, que ya empieza a provocar polémica, coincide hoy con el 30 aniversario de la fuga del narcotraficante Pablo Escobar de la cárcel de La Catedral, construida por él mismo para un sometimiento a la justicia similar al que proponen hoy las bandas criminales.