Los incendios forestales han alcanzado este año un récord de 72.843 en Brasil, según el centro de investigación espacial de Brasil INPE, en momentos en que hay fuegos activos en varios lugares de la selva amazónica des hace más de 16 días seguidos.
El aumento llega al 83% frente al mismo período de 2018, dijo la agencia el martes, y el total es el mayor desde que comenzaron los registros en 2013.
INPE dijo que desde el jueves las imágenes satelitales detectaron 9.507 nuevos incendios forestales, principalmente en la cuenca del Amazonas, hogar del bosque tropical más grande del mundo y al que se considera vital para contrarrestar el calentamiento global.
Las imágenes muestran el estado septentrional de Roraima cubierto de humo oscuro. El de Amazonas declaró el 9 de agosto una emergencia en el sur y en su capital, Manaos. Acre, en la frontera con Perú, ha estado en alarma ambiental desde el viernes por los incendios.
La agencia espacial INPE dijo que la gran cantidad de incendios forestales no se puede atribuir a la estación seca o solo a fenómenos naturales.
“No hay nada anormal en el clima este año o las lluvias en la región amazónica, que están un poco por debajo del promedio”, dijo el investigador del INPE Alberto Setzer.
São Paulo a oscuras
A a las tres de la tarde, oscureció en São Paulo. La ciudad, al sureste de Brasil, está a más de 3.000 kilómetros de la Amazonia (norte), pero sintió este lunes durante varias horas el peso de la falta de conciencia que se tiene con los bosques y selvas del país.
Los incendios, que se extendían desde hace días por las áreas selváticas y se propagaban por los Estados de Acre, Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur (alcanzando la triple frontera entre Brasil, Bolivia y Paraguay), y el mal tiempo fueron los causantes de la oscuridad que se cernió sobre São Paulo.
Inmensas áreas de la Amazonia y del Pantanal, otra reserva amenazada en el centro de Brasil, ardían en llamas y el fuerte humo, transportado por el viento en dirección al sureste, impregnó el aire de la ciudad. De esta manera, “contribuyó” la catástrofe natural, según el meteorólogo Marcelo Pinheiro, del Instituto Climatempo, a que el cielo se oscureciera más de lo normal.