Para Alberto Perozo, secretario de Reclamos del Sindicato de Trabajadores de Corpoelec-Lara, “ya basta de que el gobierno de Nicolás Maduro siga poniendo en práctica políticas económicas de indigencia”,
Al referirse a la situación socio-económica de los trabajadores venezolanos, Perozo aseveró que “no puede ser que, mientras las empresas y el gobierno ajustan sus productos y sus servicios al precio de mercado internacional, es decir, el del dólar, aquí en Venezuela los salarios se mantienen igualitos y cada vez más disminuidos”.
Recordó el dirigente sindical que se trata de una situación que se viene produciendo, no desde ahora, sino desde hace ya varios años, pero que, últimamente, con el agravamiento de la situación económica en el país, pues el panorama para los trabajadores venezolanos es “cada vez más oscuro”.
–En efecto –recalcó–, el último incremento salarial para los trabajadores, en marzo pasado, logró que tuviéramos un sueldo mínimo equivalente a 30 dólares, que no es mucho, por cierto, pero resulta que, desde agosto para acá, el bolívar se ha devaluado tan brutalmente, que ya ese salario mínimo apenas llega a los 12 dólares mensuales en este momento.
–Son 12 dólares que tal vez no alcanzan ni siquiera para pagar un servicio público de un mes, y menos, por supuesto, para la canasta alimenticia mensual, que ya llega a los 450 dólares.
–Y eso sin mencionar la canasta básica, porque ésta alcanza nada más y nada menos que a casi 900 dólares.
–Entonces, ¿En dónde están el vivir viviendo y la distribución real de la riqueza que tanto se pregonan? Porque lo que yo veo que este gobierno está distribuyendo muy bien es el hambre y la miseria.
–En consecuencia, en nuestra humilde opinión, la solución del problema salarial para los trabajadores venezolanos debe ser real y transformarse en hechos, y no convertirse en “promesas de cundeamores”, como la de que este gobierno va a acabar con la pobreza.
–Es decir, debe ser una solución real, para que sobrevenga un verdadero estado de derecho, en donde el trabajador pueda luchar y lograr un salario justo, pero que, además, ese mismo trabajador tenga acceso a sus prestaciones sociales, a sus utilidades, a sus vacaciones y a otras justas reivindicaciones, producto de las contrataciones colectivas.
Reinaldo Gómez