El 21 de noviembre se celebra en la Iglesia la Presentación de María o Consagración de la Virgen. En el protoevangelio de Santiago (una fuente cristiana) se cuenta que María fue llevada por sus padres al Templo de Jerusalén donde el sumo sacerdote profetiza su misión en la redención y allí estuvo por un tiempo junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios.
El Papa Francisco en el 2014 animó a que sea “una ocasión oportuna para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y en las ermitas, se dedican a Dios en la oración y en el silencio activo, reconociéndole aquella primacía que sólo a Él le corresponde”.
“Demos gracias al Señor por los testimonios de vida claustral y no les hagamos faltar nuestro apoyo espiritual y material, para cumplir esta importante misión”, enfatizó el Pontífice.