Los habitantes del sector comprendido en la calle 47entre las carreras 12 y 13, y dela carrera 12 entre las calles 47 y 48, de Barquisimeto, llevan ya 28 días continuos sin recibir ni una gota de agua por tubería.
De esa manera nos lo participaron varios de de esos habitantes, que formularon la denuncia al equipo periodístico de EL INFORMAFOR VENEZUELA.
Precisan los denunciantes que la situación de ellos con el suministro de agua se ha venido agravando poco a poco cada vez más, no desde ahora, sino desde hace alrededor de 14 ó 15 años.
Explican que a ellos, el preciado líquido les llegaba diariamente, sin pausa alguna.
Pero que, desde hace aproximadamente el lapso antes indicado, dicho suministro empezó a fallar progresivamente,
Así, de golpe y porrazo, el agua comenzó a llegarles únicamente de lunes a viernes.
Posteriormente, entonces la cuestión se redujo a tres días a la semana, bien fuera de lunes a miércoles, o de miércoles a viernes.
Lugo, el asunto se agravó más aun, porque el agua empezó a llegarles apenas lunes, miércoles y viernes, pero solamente durante unas cuatro o cinco horas, y únicamente en horas de la madrugada.
Y, desde hace ya alrededor de un año, entonces apenas les llegaba, o bien los lunes y miércoles, o bien los miércoles y viernes.
Un desastre total
El caso es que, desde el momento mismo en que comenzaron estas roturas de tuberías del sistema Alto Tocuyo, hace unos cuatro o cinco meses, pues lo del agua ya raya en el desastre total, pues pasan dos y tres semanas sin que el valioso líquido se les aparezca por sus casas.
Pero esto último raya ya en el desespero, porque justamente –afirman—el agua lleva ya en estos momentos 28 días continuos, sin que les llegue ni una sola gota por tubería.
Pero el asunto es que, el caso, si bien es grave, gravísimo, por las implicaciones que es lógico suponer eso les causa, se complica todavía más ante el hecho de que, por esa misma situación de las enormes fallas en el suministro del agua, pues no les ha quedado más remedio ahora que comprarla a los cisterneros.
Y resulta que éstos venden el preciado líquido a cinco dólares el tanque grande, y a un dólar la simple pipa de agua. “¡Imagínense…!”
Un agua –aseguran hasta con indignación—“que es de nosotros, porque los cisterneros la buscan de los llenaderos públicos, de donde se supone debe salir el agua para ser distribuida a las comunidades totalmente sin costo alguno, en estas situaciones de emergencia”.
Muy cerca de la sede de Hidrolara
Y lo que más molesta a estos denunciantes es que “nosotros vivimos exactamente a cuatro cuadras de la sede de Hidrolara, y de la misma Caja de Agua, que es de donde se supone debe salir el agua que nos corresponde, y a la que tenemos derecho como ciudadanos venezolanos que somos”.
Son –dijeron finalmente— alrededor de 90 familias las que se hallan padeciendo “de este infierno, por la ineficiencia de los organismos encargados de darle solución a este calvario de penurias” que están viviendo por esta enojosa situación.
Reinaldo Gómez