Desde hace ya unas cuantas semanas, en la avenida “Rómulo Gallegos” entre la carrera 25 y la Avenida Venezuela de Barquisimeto, se puede apreciar una muestra evidente de vandalismo, en primer lugar, pero también podría ser de desidia, en segundo lugar.
Exactamente en la acera este de esa cuadra, exactamente en los laterales del edificio de la jefatura civil de la parroquia Concepción que allí está ubicado, yace lo que en su buen momento fue un teléfono público que seguramente buen servicio prestaba a quienes así lo requirieran.
Pero, por supuesto, en esta Venezuela menguada de los últimos tiempos, en donde los valores cívicos se han venido progresiva y peligrosamente invirtiendo poco a poco, alguien tenía que destrozar lo que seguramente debió ser costeado con recursos del tesoro público, es decir, de todos los larenses.
Y el esqueleto, o armazón, de dicho teléfono público allí yace, sobre la acera, como antes se indicó, como muestra inanimada e inequívoca de lo que nunca debió haber ocurrido… pero ocurrió.
¿Vandalismo…? Por supuesto. No merece otro calificativo.
¿Desidia…? Tal vez. ¿De quién, o de quiénes…? ¿De quienes debieron aportar vigilancia y no lo hicieron..? Quizás…
De todas maneras, pasemos la página y hagamos votos por que acciones, o situaciones como ésta no vuelvan a repetirse nunca más entre nosotros.
Reinaldo Gómez