Reinaldo Gómez- Desde hace dos años, el Colegio de Ingenieros del Estado Lara (CIEL) elaboró un proyecto de reforma (o reconstrucción) de la avenida Uruguay en su empalme con la avenida Vargas, en donde se presenta un problema de nunca acabar, como lo es el constante deslizamiento –con sus subsecuentes agrietamientos– del accidentado terreno en ese sitio, lo cual se ha “tragado” centenares de miles de millones de bolívares en reparaciones que no han conducido a nada, porque el problema sigue igual o peor que antes del inicio de tales reparaciones.
De acuerdo con el ingeniero Julio Gutiérrez, presidente del citado gremio en esta entidad federal, “el problema sí tiene solución, e incluso solución técnica completa, pero, tiene que haber voluntad política y recursos, porque se trata de una obra de gran envergadura, la cual se encarece cada vez más, en la medida en que se retarda el abordamiento de la solución”.
Explicó Gutiérrez que “el CIEL entregó ese informe a la Gobernación de Lara, despacho que ordenó la elaboración de dicho trabajo y que, para entonces ocupaba Henri Falcón”.
Los encargados de levantar tal informe, añadió, fueron los ingenieros Luis Andrade y Wilmer Barreto, a los cuales describió como profesionales altamente calificados en la materia.
A instancias del equipo periodístico de EL INFORMADOR, Gutiérrez accedió a conversar en torno a dicho proyecto, “de la manera más sencilla posible, por cuanto el mismo contiene una buena cantidad de frases, explicaciones y términos eminentemente técnicos, incluso algunos poco conocidos del común de la gente”.
30 millones
–De entrada –precisó el declarante–, es bueno señalar que el costo inicial de la obra física, en 2016, era de 30 millones de bolívares fuertes, y eso sin contar el aspecto social, que implicaba el retiro –o demolición– al menos de 10 viviendas cercanas al talud de la obra, algo que correspondía –o corresponde– a otro despacho de la misma Gobernación.
–En resumen –adicionó el entrevistado–, el informe en cuestión proponía dos opciones, una de las cuales era la construcción de un viaducto, lo cual fue descartado; y la otra proponía el cambio de alineamiento de la Av. Uruguay, que fue la proposición aceptada, pero resulta que todo eso quedó en veremos debido a que vinieron las elecciones de gobernadores, y Falcón salió del despacho.
Explicó: En el informe de marras se incluyó un estudio del suelo en el punto de empalme de la avenida Uruguay con la avenida Vargas, y, efectivamente, se determinó que había allí –y sigue habiéndolo– una correntía de aguas subterráneas que, sin embargo, no causaba –ni causa– problema o peligro de riesgo alguno, por cuanto ese mismo estudio detectó que tales corrientes estaban ubicadas a unos 9 metros debajo del suelo, por lo cual esa situación no implicaba –o no implica– riesgo o peligro alguno para la obra.
Quiso el presidente del CIEL destacar que los ingenieros Andrade y Barreto, autores del proyecto, son especialistas en la materia, con, además, especialidad en estudios geológicos, geotécnicos, hidráulicos y de sistemas.
–Ese informe –apuntó finalmente– sigue teniendo plena vigencia, y lo único que hace falta, como lo indiqué al principio, es voluntad política de hacer las cosas y recursos, aun cuando, habiendo la primera, lo demás