Coral Gables, Florida (VIP-WIRE).
Esta columna cumplirá, en octubre, 60 años de prestar servicio diario, de lunes a domingo.
“El dinero no hace bien ni hace mal… lo que hace es falta”… Dick Secades.
A fines de mayo de 1971, llegué a San Francisco en misión periodística. Y en el palco de la prensa me chismearon…: “Los Gigantes les están robando las señas del catcher a todos los equipos”.
El mánager era Charlie Fox.
Me explicaron…: “Allá en los bleachers del center field, entre el público, se sienta alguien de los Gigantes, con largavista y una toalla blanca. Ve las señas del catcher, y cuando piden recta sube la toalla, como si secara el sudor de la frente, es muy visible. Si no se ve la toalla, viene cualquier otro lanzamiento”.
Estuve cuatro semanas viendo el jueguito de la toalla, y lo que más me llamó la atención, fue que muchas veces le hacían swing a la recta sin lograr contacto. Me parecía lo mismo que sin robar las señas. Ese año los Gigantes llegaron a la postemporada, pero no a la Serie Mundial.
Me pregunto por qué los Astros y los Medias Rojas gastarían tanto dinero y trabajo en equipos de televisión y anexas, como brozzers o vibradores, si con una toalla y un señor disfrazado de fanático, basta.
Ahora me dicen que los Yankees llevan décadas robando señas. Uno de quienes lo confiesa es Joe Girardi, quien fuera mánager de ellos. Y los Yankees han ganado una sola Serie Mundial en este siglo, la de 2009 a los Phillies. ¿Para qué entonces, tanto robo?
La verdad, nadie sabe, y menos el comisionado, Rob (Cabeza de Chorlito) Manfred, cuanta ventaja, si es que hay alguna, tiene un equipo que robe las señas. Pero cualquiera es capaz de imaginar que el swing y el poder de José Altuve pueden conectarle jonrón a Aroldis Chapman de vez en cuando. ¿O es que ese cubanito es imbateable?
Para establecer la verdad, le sugirieron al comisionado aprovechar los juegos de entrenamientos en una prueba técnica.
Tome dos equipos, que jueguen dos veces, con el equipo A robándole las señas al equipo B… Después, otros dos juegos al revés, el equipo B robándoles las señas al equipo A. Y al final, tres juegos sin robos de señas de ningún lado. Los totales de estos siete encuentros pueden dar una buena visión de lo que significa robarle las señas al catcher.
Me pregunto con insistente preocupación, ¿qué es más nocivo para el béisbol, el robo de las señas o el corredor gratis en segunda en todas las entradas de extra innings, u obligar a todos los lanzadores a tirarle a un mínimo de tres bateadores o los robots en vez de umpires, o tantas otras locuras de Rob Manfred?
Otra pregunta ingenua…: ¿Las fábricas de umpires robots darán comisiones a sus clientes?
ATENCIÓN.- Te invito a leer el archivo reciente de “Juan Vené en la Pelota” en internet, entrando por “el deporte vuelve a unirnos”.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.