En medio de calles cerradas y una cuarentena estricta en toda la isla, Cuba inició la producción masiva de una vacuna propia contra el COVID-19.
En medio de un rebrote que comenzó en enero, La Habana se convirtió en uno de epicentros de las nuevas infecciones, por lo que las autoridades mantuvieron cerradas varias vías del municipio Centro Habana, especialmente el Consejo Popular de Los Sitios.
“Estamos tratando de que no se propague la epidemia”, dijo a la AP Vladimir Matos, un funcionario de gobierno cubano, que resguardaba una valla de metal que impedía el paso en una de las calles de La Habana. “Aquí tenemos una organización de aseguramiento. Las personas contagiadas no están en sus casas, sino en centros especializados”.
Junto a Matos hay policías que controlan el paso mediante documento de identidad para que solo los residentes entren y en general nadie salga.
Las autoridades colocaron tiendas de campaña gigantes donde se expende pan, huevo y otros alimentos para las familias los adquieran.
Centro Habana tiene 152.000 habitantes, mucho de ellos viviendo en edificios deteriorados y convertidos en cuarterías o “solares”, como se les denomina en a la isla.
Comienzan a fabricar la «Soberana 02»
Paralelamente, el Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEN) informó este fin de semana que ya comenzó a fabricarse a escala la vacuna «Soberana 02», desarrollada por el Instituto Finlay y con el que la isla espera completar la aplicación de 150.000 dosis (en fase III de ensayo clínico) en marzo.
“Ya se introdujo en el @BIOCEN la producción industrial de la vacuna #Soberana02. Grande ha sido el esfuerzo de nuestros investigadores y tecnólogos para llegar hasta aquí”, escribió en su cuenta de correo en Twitter, Eduardo Martínez, el presidente de BioCubaFarma, la empresa estatal encargada de la fabricación de medicinas en la isla.
DS/Foto: AP