Un reciente estudio reveló que el desorden, la acumulación de objetos y la falta de organización y limpieza en el entorno, ya sea en el hogar o en el lugar de trabajo, tiene un impacto significativo en la salud mental de las personas. Estos hallazgos sugieren que el desorden dificulta la concentración, aumenta la sensación de caos y genera sentimientos de incompetencia y estrés.
Se ha observado que la acumulación de objetos puede estar relacionada con situaciones no resueltas del pasado y recuerdos no deseados, lo que conlleva a un exceso de información y caos mental, lo que a su vez puede ocasionar dificultades en la vida diaria al aumentar los niveles de cortisol, provocando sensaciones de desesperación, angustia e inseguridad.
En el ámbito laboral, el desorden afecta la productividad al generar interrupciones y distracciones que dificultan completar las tareas a tiempo y de forma efectiva. Además, este caos repercute en el entorno y las relaciones sociales, acumulando conflictos no resueltos y alterando la armonía en el hogar o en el trabajo.
Estos conflictos no resueltos pueden producir inestabilidad en las relaciones interpersonales, generando un ambiente emocionalmente estresante que afecta la salud mental de las personas involucradas, aumentando la sensación de falta de control, incertidumbre y desorganización del entorno, lo que a su vez aumenta la ansiedad y el malestar emocional.
Reconocer la necesidad de vivir con orden y limpieza es esencial, así como deshacernos de objetos del pasado, rotos o que no se usan para procurar mayor espacio y armonía en nuestra vida. La organización, el orden y la armonía en el entorno físico y las relaciones interpersonales son fundamentales para preservar la salud mental y procurar un bienestar psicológico óptimo.
Estos hallazgos subrayan la importancia de promover un entorno organizado y armonioso para cuidar la salud mental y el bienestar emocional.