Turquía comenzó este martes 22 de junio a inyectar oxígeno en el mar de Mármara.
Esto con el fin de evitar la muerte por asfixia de plantas y animales, amenazados por la capa de mucílago, o moco marino, que cubre la superficie desde finales de mayo.
El mucílago es una viscosa sustancia blanca derivada de microalgas y fitoplancton, cuyo crecimiento incontrolado se debe factores como la alta temperatura del agua debido al calentamiento global y la llegada de nutrientes por los desagües urbanos.
Pese a su aspecto desagradable, que ahuyenta a bañistas y complica la faena de los pescadores, no es tóxico para el ser humano pero sí reduce el oxígeno disponible en el agua, lo que puede matar a animales y plantas.
Por ello, tras semanas de esfuerzos para recoger la capa viscosa de la superficie, las autoridades lanzaron este proyecto piloto de enriquecer el agua con oxígeno.
«Al subir el nivel de oxígeno, avivamos la fauna y, con ello, el propio ciclo del mucílago: al revivir los organismo, el mucílago se convierte en una fuente de alimento para ellos», explicó el ministro turco de Medio Ambiente, Murat Kurum.
De esa forma, se espera que con esta técnica se contribuya a que el moco desaparezca.
El proceso de inyección
Los científicos colocaron 16 aparatos de oxigenación a una profundidad de 30 metros en el Golfo de Izmit, la parte oriental del Mar de Mármara, prácticamente desprovista de corrientes, en la periferia oriental de Estambul.
Aunque se han llevado a cabo experiencias previas en Canadá, es la primera vez que se prueba la eficacia de esta técnica en aguas saladas, explicó Kurum.
Las autoridades han recogido ya 5.300 metros cúbicos de mucílago, agregó el ministro.
A largo plazo, sin embargo, la única solución para evitar que el mucílago se convierta en un fenómeno estacional es una mejor depuración de los desagües para evitar la llegada de nutrientes y frenar el cambio climático, insisten los biólogos.
Foto: Getty Images