La tristeza y la indignación recorrían este miércoles 22 de junio las montañas y profundos cañones de la sierra Tarahumara, en el noroeste de México, mientras las autoridades investigan el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía turístico en una iglesia de una zona indígena de alta pobreza y marginación ocupada desde hace años por el crimen organizado.
El cura Javier Campos, también conocido como “El Gallo”, de 79 años, llevaba medio siglo en la misión jesuita de esa sierra que en los años 70, cuando no había carreteras, recorría en una moto. Joaquín Mora, un año mayor, lo acompañaba desde hacía más de dos décadas.
Ambos estaban totalmente integrados entre los indígenas tarahumaras (o rarámuris), haciendo labor social, defendiendo su cultura y promoviendo los servicios básicos y la educación.
Eran “figuras de autoridad moral, personas que generaban equilibrios en la comunidad», dijo el martes por la noche el también jesuita Jorge Atilano durante una misa en la capital del país. “Eran respetados, su palabra era tomada en cuenta”, subrayó.
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en su conferencia matutina que ya ha sido identificado al presunto responsable de los asesinatos. Sin mencionar su nombre dijo que el supuesto agresor tiene una orden de detención pendiente desde 2018 por el asesinato de un turista estadounidense.