La pandemia para muchos fue un golpe en la economía y el empleo formal, sin embargo, para otros fue el impulso necesario para emprender en negocios, que hoy se convertirían en la base de sustento para muchas familias y comercios.
El negocio de las uñas es un claro ejemplo de ello, ya que sabemos que la mujer venezolana es conocida por ser coqueta y elegante. Para muchas en el concepto de la “belleza” no es necesario destacar el aspecto físico, sino, más bien enfocarse en estar “siempre arreglada”, así como hay algunos que dicen que “los ojos son las ventanas del alma”, las damas dicen que las uñas son las ventanas de una mujer…
El equipo de El Informador Venezuela, realizó un recorrido por diferentes establecimientos, ubicados en el centro de Barquisimeto dedicados a la venta de productos de esta industria.
Georgette Arrieche, copropietaria de un negocio dedicado a la comercialización de materiales, contó sobre su experiencia al incursionar en este negocio “Tiene mucha rentabilidad, ya que a raíz de la necesidad muchas jóvenes han entrado en este mundo” expresó la comerciante.
“El negocio se disparó a finales de 2020, en plena pandemia y a raíz de esto muchas personas buscaron oficios y uno de los más sonados fue el de “hacer uñas” continuó.
Sobre con cuánto dinero debe contar una persona para incursionar en este negocio, Arrieche dijo “Todo depende de la calidad de los productos que se vayan a comprar, hablando de productos de alta calidad podría ser una inversión de 2.000 dólares, y para productos más económicos o de baja calidad aproximadamente 1.000 dólares”.
Por otra parte, Antonella Martínez, técnico en uñas contó su experiencia y los costos de los materiales, “Lo bueno de este negocio es que siempre hay nuevas tendencias y a las mujeres tanto adultas como jóvenes, les gusta arreglarse y siempre va a haber clientela”.
“La inversión para una persona que quiera trabajar haciendo uñas, podría ser inicialmente de 300 dólares para comprar los artículos básicos y hacer los cursos necesarios para empezar” expresó.
“Este oficio llama la atención porque es muy bien pagado tanto aquí como en otros países. Además puede resultar divertido, siempre hay algo nuevo que aprender, nuevas técnicas, colores, diseños, tendencias; esto da pie a que no se cree una monotonía en el trabajo y siempre haya interés en aprender algo más” enfatizó.
Debido al desempleo generado por la pandemia y los altos costos de la vida, los emprendimientos han sido la salvación de muchos. Sin embargo, no todos cuentan con los recursos necesarios para emprender en este mundo, aun cuando los montos no resultan excesivos, para la mayoría son sumas difíciles de adquirir.
En muchos casos, los comerciantes han optado por emigrar, trabajar, reunir dinero y devolverse al país para poder tener un negocio propio. Otros cuentan con la ayuda económica de familiares que se encuentran fuera del país y les envían dinero, y algunos comentan que han tenido que vender bienes propios para poder invertir.
María Fabiana Carreño
Fotos: Ángel Zambrano