El velocista Noah Lyles por Estados Unidos venció en los 200 metros con tiempo de 19,31 en el Mundial de Eugene en EEUU el jueves 21 de julio.
El corredor se colocó en cuclillas, se llevó las manos a las rodillas y miró el cronómetro. No vio lo que esperaba, por lo que agitó una mano en muestra de rechazo. Volvió a la pista para celebrar una victoria que había esperado con ansia.
Pero la noche se pondría mejor para él. Lideró de principio a fin en los 200 metros y fijó un crono de 19,31 segundos, la tercera mejor marca de la historia, para que Estados Unidos lograra su segunda barrida en las pruebas de velocidad del Mundial de Atletismo.
Luego Lyles se colocó una mano en la cadera y revisó el cronómetro. Decía inicialmente 19,32, antes de ajustarse por una centésima a la baja.
El triunfador superó por 46 centésimas de segundo a su compañero Kenny Dednarek, como también a su compatriota Erriyon Knighton, de 18 años, lo que significó un-dos-tres para EEUU.
Los únicos dos tiempos más rápidos que el de Lyles son el 19,19, el récord mundial establecido por Usain Bolt en 2009, y el 19,26 logrado dos años después por otro jamaiquino, Yohan Blake.
Pero el tiempo que Lyles tenía más claro en la mente era el de 19,32. Se trata de la marca estadounidense fijada en 1996 por Michael Johnson, y durante décadas se consideró imbatible.
Cuando Lyles cruzó la meta, se llevó un dedo a los labios, como para callar a quienes dudaban de él. Pero la lista lo habría incluido a él mismo. El último par de años resultó duro para el atleta, quien tuvo problemas de salud emocional, en medio de la pandemia que obligaba a competir en estadios vacíos.
AP
Noah Lyles mostró toda su euforia al vencer en 200 metros