La pandemia ha provocado que las normas de bioseguridad mantengan un nivel de importancia relevante, debido a que han sido empleadas para evitar la propagación de la Covid-19. El centro de Barquisimeto, es una de las zonas en donde más se puede apreciar su cumplimiento.
Pero, existen sectores urbanos y rurales en los que no se aplican con rigurosidad estas normas. Debido a que aseguran, que la necesidad de sobrevivir, los ha llevado a priorizar otros factores, como la inseguridad y la necesidad de conseguir los alimentos de la cesta básica.
La zona oeste de la capital larense, se encuentra dentro de las áreas que incumplen las medidas de bioseguridad. Específicamente La Carucieña, es una de las comunidades en donde se puede apreciar a simple vista grandes descuidos frente a las medidas establecidas por el ejecutivo para la contención del virus.
Más allá de la apertura de locales comerciales, y la evidente omisión del uso reglamentario de la mascarilla, así como la desinfección previa para ingresar al local, también, entra en juego, el incumplimiento de los horarios establecidos para el cierre de los mismos. Asimismo muchos habitantes de la zona, recorren libremente las calles sin el tapabocas.
Según los vecinos, las autoridades no les proporcionan mayores detalles del incumplimiento de las normas, manifiestan que en diversas ocasiones ellos mismos, han reconocido que, no poseen vehículos aptos para realizar el debido patrullaje.
Este descuido por parte de los entes policiales, no solo incentiva la desatención de la comunidad en cuanto a las normas de contención de la Covid-19, sino que también, proporciona el escenario adecuado para realizar cualquier acto delictivo, dentro y fuera de los horarios establecidos para la circulación.
Un miembro de un consejo comunal de la zona, afirma que, las medidas de seguridad no se cumplen debido a la incredulidad de las personas. Para ellas, “la pandemia no es real”.
“No es mentira que en otros países hay muchos muertos”, pero de la misma manera reconoce que el descontento lleva a las personas a retar las medidas establecidas por el Gobierno. “También la población está en descontento de tantas cosas mal hechas como la mala distribución de los servicios”, expresó.
Algunos comerciantes reconocen que incumplen las normas de bioseguridad, pero que resulta un beneficio para ambas partes.
Así mismo, indican que muchas personas trabajan y cuando retornan a sus hogares no hay comercios abiertos donde puedan realizar sus compras. Por lo que, les resulta una buena solución mantener sus puertas abiertas, tras finalizar el horario de flexibilización.
“Uno mismo es quien debe cuidarse”, alegan otros comerciantes de la zona. Explica que ellos cumplen ellos cumplen con las normas, pero que muchos ciudadanos ingresan a los establecimientos sin el uso debido del tapabocas.
Hacen énfasis, en que actualmente existen muchas personas han implementado un mini local en sus hogares. “La gente está buscando qué hacer para ganarse algo, por eso usan los porches de sus casas para hacer una bodega, eso es difícil de controlar”.
Sin embargo, el consejo comunal afirma que están en la obligación de reportar lo que ocurra en sus comunidades, “se pasan las novedades, pero eso pasa por un proceso y mucho protocolo para poder llegar a donde tiene que llegar”. Reconocen no tener acceso directo al organismo encargado de realizar la supervisión.
Los habitantes aseguran que se han acostumbrado a salir y conseguir un lugar donde adquirir cualquier producto alimenticio, “por acá uno siempre ha salido y consigue donde comprar, la hora no importa, hay mucho comercio”.
Las quejas constantes de los habitantes no provienen del temor de ser contagiados por la Covid-19, sino a la inseguridad que día tras día, asecha a la comunidad. “el supuesto virus no es el que nos da miedo, sino los malandros. Hemos denunciado, hemos pedido a las Faes y nada”, indicó un habitante de la zona.
Texto/Foto: Naikarys Cordero @naikarys13
[do_widget id=custom_html-8]