Tesla apunta ahora al corazón de la máquina de ganancias de la industria automotriz con su propia versión de la camioneta pickup, para carga pesada.
Rodando al escenario ante un muro de rayos láser y llamas en un escenario en California, la presentación de la llamada «cibercamioneta» de Tesla _de bordes marcados y acero inoxidable_ no fue nada silenciosa.
Y tampoco careció de sorpresas.
El vehículo, que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, aseguró que se venderá desde 39.900 dólares, contará con una batería capaz de un rango calculado entre 400 y 800 kilómetros (250 y 500 millas).
La pickup eléctrica estará en producción en 2021, aseveró Musk el jueves en Los Ángeles.
Con el lanzamiento, Tesla no sólo entra al rincón de mayores ganancias del mercado automotriz estadounidense, sino que también apunta a clientes que suelen tener una profunda lealtad a las marcas.
Muchos de los propietarios de pickups se aferran a la misma marca de por vida, eligiendo una camioneta con base en la que su madre o su padre tuvo o la que consideren es el modelo más rudo, afirmó Erik Gordon, un profesor de la Facultad Ross de Negocios de la Universidad de Michigan.
«Son prácticamente creaturas de hábitos», declaró Gordon. El pretender que un cliente leal a la Ford F-150 considere cambiar de marca como a una camioneta Chevy Silverado, «es como pedirle que abandone a su familia», añadió.
El evento en Los Ángeles tenía la intención de marcar la diferencia de la versión de Tesla del resto. Las puertas de la camioneta fueron golpeadas con un mazo y no sufrieron una sola abolladura.
Sin embargo, una demostración de las «ventanas blindadas» del vehículo no resultó como se esperaba. Las pelotas de metal arrojadas a la pickup estrellaron dos de las ventanas, aunque no las rompieron completamente.
«Las arreglaremos después», dijo un Musk al parecer tomado por sorpresa frente a las cámaras.