Austria ya está confinada y han vuelto a cerrar el comercio no esencial, restaurantes, museos y espectáculos, por lo que solo se podrá salir de casa para comprar alimentos, ir a la farmacia, a trabajar si es necesario, dar un paseo o visitar a familiares enfermos, debido al aumento de casos de Covid-19.
Las medidas para frenar la cuarta ola de la pandemia, que afectan a los casi nueve millones de austriacos, estarán vigentes durante 20 días, hasta el 12 de diciembre.
Las calles de Viena, que el fin de semana fueron escenario de intentas protestas contra las medidas adoptadas para combatir la pandemia, amanecieron hoy vacías.
Tras encadenar varios récords de nuevas infecciones en las últimas semanas, la república alpina, de 8,9 millones de habitantes, registra actualmente una incidencia acumulada en siete días de 1.102 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes.
En los hospitales de algunas regiones las unidades de cuidados intensivos se han llenado con pacientes de covid y están al borde del colapso, lo que ha obligado a posponer numerosas operaciones y tratamientos de diversas enfermedades.
«Necesitamos una acción decidida», dijo el ministro de Sanidad, el ecologista Wolfgang Mückstein, al justificar las fuertes restricciones, y recordó que «en las ucis el personal está al límite, ya no puede más».
«Hay que reducir los contactos (entre los ciudadanos) al menos en un 30 %, necesitamos las capacidades de los hospitales para todos, necesitamos una perspectiva a mediano plazo», insistió el ministro la pasada noche, en una entrevista con la televisión pública ORF.
El Gobierno, formado por conservadores y ecologistas, decidió y anunció el nuevo confinamiento el pasado viernes tras registrarse varios récords de nuevas infecciones y solo cinco días después de que se impusieran restricciones sólo para los no inmunizados.