“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie… El realista ajusta las velas.” William Arthur Ward.
No hay certeza sobre la fecha de nacimiento de William Arthur Ward, pero se asevera que fue en el año 1.921; murió el 30 de marzo de 1.994. Fue autor de “Fuentes de la fe” y uno de los escritores estadounidenses más citados a la hora de encontrar frases célebres sobre la inspiración. Escribió más de 100 artículos, poemas y meditaciones, que se han publicado en revistas como Reader’s Digest, The Upper Room.
Cuando preguntan ¿Cómo estoy? Contesto: Absurdamente bien… Creo firmemente que estar bien en Venezuela es… ¡Absurdo!
No se puede estar bien en un país en el cual se vive en un continuo y constante “Toque de Queda” impuesto por la tenebrosa obscuridad establecida través del desastre eléctrico que mantiene en penumbra a las vías públicas y que sirve de amparo a la delincuencia; situación que es acentuada por los cotidianos y periódicos cortes de energía eléctrica en diferentes horarios y qué, generalmente, impide disfrutar del esparcimiento de ver la televisión, escuchar música y hasta del compartir en familia las tertulias nocturnas.
Circunstancias que a la vez destruye costosos aparatos electrodomésticos, herramientas, maquinarias y equipos que se utilizan para la producción y que paraliza al sector comercio, la artesanía, a la pequeña y a la gran industria, siendo caldo de cultivo para generar, la cada vez mayor e incontrolada hiperestanflación, que destruye el poder adquisitivo de los ciudadanos.
La insalubridad ocasionada por la destrucción de los servicios de suministros de agua dulce y de los sistemas de eliminación de aguas servidas es evidente cuando se rompen las tuberías por sobre presurización al restablecer el servicio tras algunos días de faltar, lo cual supongo, trae como consecuencia qué, la intermitencia de las aguas en el sistema de cloacas hace que los desechos se solidifiquen obstruyéndolas y haciendo que las excretas y demás desechos putrefactos broten en plena vía pública cuando se restablece el suministro; en ocasiones frente a clínicas, hospitales, colegios, escuelas, urbanizaciones residenciales, etc.
El desabastecimiento de alimentos, medicinas, gas doméstico y combustibles sólo lo puede describir quien lo sufre. Sí, han proliferado “Los Bodegones,” como forma de distribución de comida pero, en gran cantidad son productos importados, comercializados en divisas extranjeras que son inaccesibles para la gran mayoría de los ciudadanos, especialmente para los adultos mayores.
Y se rumora que, por su proliferación, habría que hacer una investigación para determinar la procedencia de los dineros invertidos en algunos negocios.
Ante la ausencia de gas doméstico las amas de casa han tenido que recurrir a la prehistórica y contaminante “Cocina de Leña,” lo cual ha generado problemas respiratorios entre los integrantes de muchos hogares, mientras, los problemas ocasionados por la falta de gasolina y/o gasoil, mantiene semi- paralizado el sistema de transporte y por ende al sistema productivo, de manera grave, al sector que produce alimentos.
Sólo quien está enfermo, o tiene un enfermo bajo su cuidado, sabe del trauma que es conseguir medicamentos y el costo de los mismos en el país donde antes de 1.999, de los servicios públicos se salía con el diagnóstico y los medicamentos y, hasta en el servicio de salud privado los médicos reglaban las que denominaban muestras médicas.
“Es perentoriamente obligatorio el ajuste de las velas… Es imprescindible rectificar el rumbo del país en lo político, económico, social y cultural.”