En una tarde soleada en el centro de Marsella, en el sur de Francia, el tráfico se detuvo cuando el sonido de los tambores y un enjambre de bestias juguetonas llenaron las calles.
El Carnaval de la Plaine no oficial pero infame de la ciudad del país galo había llegado, justo al borde de una semana llena de violentas protestas y descontento por la medida del presidente francés Emmanuel Macron para forzar un proyecto de ley impopular que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años.
Organizado por los residentes del barrio, el carnaval independiente tiene sus raíces en el activismo de la comunidad local contra la gentrificación y todas las formas de opresión. Los residentes de esta antigua y diversa ciudad mediterránea salen a las calles con los disfraces más extravagantes y elaborados que se les ocurren, y ejercen rienda suelta para arrojar harina a cualquiera que no esté al tanto, o que sea lo suficientemente valiente como para presentarse con ropa normal.
La mayoría de las ediciones recientes terminan con la policía antidisturbios dispersando a la multitud enérgica con gases lacrimógenos, lo que hace que la intervención policial sea casi parte de la tradición.
En la edición de este año, celebrada el domingo, un hombre con una máscara de Macron y vestido con un traje bailaba por las calles, cubierto de harina arrojada por la obscena multitud que bailaba.
Un grupo de tres disfrazados de rebanadas de pizza, cada una con un precio de 49,3 euros, una referencia al artículo 49.3 constitucional, utilizado por el gobierno de Macron para impulsar su reforma de pensiones en el parlamento sin votación después de semanas de huelgas.
El aumento de la inflación y el estado de vigilancia eran temas comunes a los que se hacía referencia en los trajes que rebotaban que usaban los asistentes al carnaval, mientras marchaban alrededor de la plaza Jean Jaures cantando y bailando.
Al atardecer, se quemaron carrozas de carnaval para que la procesión pudiera bailar en círculos alrededor de las llamas, mientras la policía antidisturbios francesa tomaba posiciones al borde de la fiesta.
Como muchas de las manifestaciones antigubernamentales que tuvieron lugar a principios de semana, el Carnaval de la Plaine concluyó con enfrentamientos, cuando la policía antidisturbios francesa despejó la plaza de asistentes al carnaval y los bomberos rociaron los restos de las efigies en llamas.
Foto: AP