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Martínez: se agrava la crisis en Venezuela mientras se cierra el camino de la oposición y el control de Maduro sigue siendo incierto

Washington, D.C. – En declaraciones ofrecidas durante la Conferencia de JP Morgan en el marco de las reuniones primaverales del FMI/Banco Mundial, Leopoldo Martínez, experto en políticas públicas, Presidente del Centro para la Democracia y el Desarrollo en las Américas (CDDA) y ex Consejero del Departamento de Comercio de EE. UU. bajo la administración del Presidente Biden, advirtió que Venezuela se encuentra en un punto de inflexión crítico. El país está atrapado en una parálisis política, enfrentando un colapso económico cada vez más profundo y en riesgo de consolidar una alianza estratégica con China si la política de EE. UU. se basa únicamente en la presión extrema.

Martínez subrayó que no existe una vía posible hacia la presidencia para Edmundo González Urrutia, a pesar de su clara victoria en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, empañadas por fraude, con el respaldo de la líder opositora María Corina Machado. Las fuerzas armadas y el aparato de poder venezolano permanecen unificados en el rechazo a cualquier transición liderada por la oposición basada en los resultados de esas elecciones.

“El régimen percibe que la oposición actúa bajo una lógica de todo o nada, y en el fondo esa también es su conducta,” señaló Martinez. “No hay camino, ni espacio para la negociación. Las fuerzas armadas están alineadas contra una transición que consideran cerrada a la cohabitación, la amnistía o el reparto de poder—posiblemente a cualquier forma de transición que no sea liderada por ellos mismos. Y aunque existe cierta incertidumbre sobre su lealtad total a Maduro, el sistema sigue completamente cerrado.”

Martínez también enfatizó que las presiones económicas sobre el régimen de Maduro están aumentando, especialmente tras la reversión del alivio de sanciones por parte de EE. UU. en el sector energético y la imposición de aranceles secundarios a los compradores de petróleo venezolano. Citando datos de encuestas, destacó que la inflación y el costo de vida son las principales preocupaciones de la población, con más del 65% priorizando la estabilidad económica sobre el cambio político.

Aunque la aprobación de Maduro se encuentra en mínimos históricos —solo 22%—, Martínez advirtió que el tiempo tampoco juega a favor de la oposición. La confianza pública en María Corina Machado y Edmundo González está disminuyendo, mientras crece el desapego político, con el 61% de los venezolanos sin identificarse con ningún partido.

“Este es un estancamiento peligroso,” alertó Martinez. “Maduro está cada vez más aislado y vulnerable, pero el impulso de la oposición también se desvanece. Cuanto más se prolongue este estancamiento, más se erosiona la fe pública en todas las instituciones.”

Martinez calificó las elecciones parlamentarias y regionales previstas para mayo de 2025 como un “evento irrelevante” para un cambio político real. Con la oposición dividida entre quienes llaman a la abstención y quienes optan por participar, estas elecciones son ampliamente percibidas como manipuladas y no competitivas.

“La importancia de estas elecciones radica no en sus resultados, sino en lo que revelan sobre la evolución de las dinámicas internas dentro del chavismo,” afirmó Martinez. “Podríamos empezar a ver el surgimiento de facciones que se preparan para un escenario post-Maduro.”

Martínez delineó dos escenarios plausibles para el futuro político de Venezuela:
1. Un giro interno dentro del chavismo, impulsado por la presión económica y la fragmentación de las élites; o
2. Un salvavidas financiero proporcionado por China, que refuerce el control de Maduro y acelere el aislamiento de Venezuela del mundo occidental.

Además, instó a los responsables de la política estadounidense a rechazar tanto la presión extrema como el enfoque transaccional. En su lugar, abogó por una estrategia de principios y pragmatismo, que fomente la apertura dentro del régimen mientras se mantiene la exigencia de estándares democráticos firmes.

“No es de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos generar más inestabilidad en Venezuela,” advirtió Martinez. “Tampoco es estratégicamente sensato retirarse de todo tipo de compromiso económico y diplomático constructivo, especialmente cuando eso solo abre espacio a la influencia autoritaria de China o Rusia.”

También ofreció una crítica contundente a la política contradictoria y punitiva de la administración Trump hacia Venezuela, particularmente en el ámbito migratorio.

“Entre las posturas encontradas del Secretario Rubio—que aboga por presión máxima—y el modelo transaccional previamente defendido por el ex Enviado Especial Ric Grenell, la única política coherente ha sido el trato inhumano hacia los migrantes venezolanos,” expresó Martinez. “Estamos presenciando esfuerzos para ejecutar deportaciones masivas o implementar políticas diseñadas para inducir la auto-deportación de una comunidad que ha contribuido significativamente al tejido social de Estados Unidos.”

Agregó que esta postura se justifica con afirmaciones infundadas sobre criminalidad generalizada entre los migrantes venezolanos, particularmente vinculadas a la banda Tren de Aragua—una narrativa desacreditada por 17 de las 18 agencias de inteligencia de EE. UU., según revelaciones de comités de supervisión del Congreso.

Foto: bitacoraeconomica.com

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